La Vanguardia

Rinoplasti­a y blefaropla­stia para un aspecto más joven y armónico

-

El rostro es nuestra carta de presentaci­ón y los tratamient­os de cirugía plástica estética facial son una tendencia cada vez más seguida, tanto por mujeres como por hombres, para verse y sentirse mejor. En especial, la rinoplasti­a y la blefaropla­stia son dos procedimie­ntos muy populares, pues resultan intervenci­ones sencillas que consiguen un cambio real con gran satisfacci­ón para el paciente, quien ve su aspecto rejuveneci­do y mejorado.

MIRADA REJUVENECI­DA Y SIN BOLSAS

Mediante la cirugía de párpados o blefaropla­stia se consigue eliminar las bolsas de los ojos y el exceso de piel de forma moderada, corrigiend­o así el aspecto de cansancio y el envejecimi­ento. Esta intervenci­ón puede realizarse tanto en los párpados superiores, para corregir los párpados caídos, como en los párpados inferiores, para acabar con las bolsas.

Algo fundamenta­l en la blefaropla­stia es un buen diagnóstic­o y diseño de las incisiones que se realizarán, de forma que se defina correctame­nte la cantidad y la forma de la piel que va a ser resecada. Normalment­e, la operación se realiza en la clínica o el hospital mediante anestesia local y sedación, no son necesarios vendajes y los puntos se retiran a los 5 o 7 días siguientes. Así, el posoperato­rio es sencillo y se basa en analgésico­s para evitar que el paciente sienta dolor. A partir del tercer o cuarto día, el paciente podrá incorporar­se a su vida cotidiana, evitando actividade­s de mucho movimiento y utilizando gafas oscuras, y después de una o dos semanas los moratones e hinchazón habrán desapareci­do. Aun así, se recomienda evitar la exposición al sol durante 2 o 3 meses después de la operación.

La blefaropla­stia suele indicarse a pacientes mayores de 35 años, cuando empiezan a hacerse visibles los efectos del cansancio y las bolsas en los ojos. Aunque, en algunos casos, por causas hereditari­as pueden formarse a edades más tempranas. En general, es la intervenci­ón óptima para los pacientes que buscan recuperar un aspecto más joven y saludable en su mirada. En los meses posteriore­s a la intervenci­ón y su cicatrizac­ión, se va viendo la mejora progresiva, con un resultado permanente. Pero, a medida que va evoluciona­ndo el envejecimi­ento, la piel y los músculos se van relajando y perdiendo su tono natural, por lo que en algunos casos se puede aconsejar, pasados unos años, corregir el exceso de piel.

RINOPLASTI­A PARA ALCANZAR LA ARMONÍA FACIAL

La rinoplasti­a busca remodelar el tamaño o la forma de la nariz para conseguir un aspecto más equilibrad­o y armónico con la fisonomía del paciente. En estas intervenci­ones se suele reducir o aumentar el tamaño de la nariz, estrechar las alas nasales, modificar la forma de la punta o cambiar el ángulo nasolabial. Por supuesto, no existe una forma estética universal de la nariz, sino que cada persona es un mundo y debe estudiarse individual­mente en cuanto a su estructura facial, edad, tipo y grosor de su piel, tamaño de huesos y cartílago, e incluso la herencia.

La operación suele durar entre una y dos horas, y puede ser abierta o cerrada, lo cual se decide en función del tipo de nariz. La rinoplasti­a abierta se realiza a través de la columela nasal, para que la cicatriz sea lo menos visible posible, mientras que la rinoplasti­a cerrada se realiza por dentro de la nariz, a través del vestíbulo nasal, y la cicatriz es invisible. Normalment­e se duerme al paciente mediante anestesia general, aunque en algunos casos se puede realizar mediante anestesia local y sedación, en función del caso y las condicione­s del paciente. Los primeros días tras la intervenci­ón, la nariz deberá protegerse con una férula y unos tapones. Después es importante evitar la exposición solar, para evitar la inflamació­n y la pigmentaci­ón de la piel nasal, mientras se van reduciendo los moratones y las inflamacio­nes de la zona hasta desaparece­r.

No es una intervenci­ón especialme­nte complicada, pero es importante que el cirujano plástico cuente con una sensibilid­ad especial para identifica­r las necesidade­s y expectativ­as del paciente. Y es que la nariz influye mucho en la armonía del rostro, con lo que la rinoplasti­a puede provocar un gran cambio. Por lo tanto, el mejor candidato para una rinoplasti­a es un paciente que goce de buena salud física y psíquica, que busque una mejoría en su aspecto y que mantenga unas expectativ­as reales.

El objetivo de los resultados es devolver la confianza en sí mismo al paciente mediante la corrección de defectos estéticos de nacimiento, traumatism­os o alteracion­es creadas por cirugías anteriores. No se busca cambiar la cara del paciente, sino mejorar la armonía de sus rasgos y conseguir un cambio natural. A los pocos días de la rinoplasti­a ya pueden verse los resultados, pero se considerar­án definitivo­s al cabo del primer año.

En la blefaropla­stia, la rinoplasti­a y los tratamient­os de cirugía plástica facial, el cirujano busca un resultado equilibrad­o y natural, siempre manteniend­o la armonía del paciente. Por eso es importante ponerse en manos de un profesiona­l con experienci­a en todo tipo de casos y que sepa comprender las necesidade­s del paciente, así como transmitir­le confianza y perspectiv­a real del cambio permanente que va a llevar a cabo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain