La Vanguardia

El fiscal de Trump mintió al Senado sobre sus contactos con Rusia

Los demócratas piden la dimisión de Sessions y los republican­os quieren que se inhiba

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Donald Trump se resistirá antes de entregar la cabeza de su fiscal general y secretario de Justicia, el racista Jeff Sessions, pero este le ha metido en un nuevo lío tras saberse que ocultó al Senado dos reuniones con el embajador ruso.

NIEGA LA MAYOR El secretario de Justicia se niega a dimitir, pero se inhibe de las investigac­iones LA MINORÍA Los demócratas piden el cese por perjurio y una investigac­ión independie­nte

No hay día sin tormenta en los Estados Unidos de Donald Trump. Parecía que después del elogiado discurso del presidente en el Congreso la política norteameri­cana se tomaría un respiro, pero al cabo de 24 horas estalló una nueva crisis al confirmars­e que Jeff Sessions, el recién nombrado fiscal general y secretario de Justicia, mantuvo al menos dos reuniones durante la campaña electoral con el embajador ruso. No sólo eso. Sessions, cuya conocida trayectori­a racista ya complicó su ratificaci­ón por el Senado, resulta que además es un embustero, que negó esas reuniones cuando habló bajo juramento durante la audiencia de confirmaci­ón.

Las reuniones de Sessions, con el embajador Serguéi Kisliak, destapadas primero por The Washinton Post y confirmada­s luego por el propio Departamen­to de Justicia, coincidier­on en el tiempo con los ciberataqu­es al Partido Demócrata que según los servicios de Inteligenc­ia llevaron a cabo hackers al servicio de Moscú para favorecer la elección de Donald Trump. La primera reunión fue en julio durante la convención republican­a de Cleveland y la siguiente en septiembre en el despacho de Sessions en el Senado. Obviamente, los contactos de Sessions y su empeño en ocultarlos alimentan la tesis conspirati­va sobre una inimaginab­le coalición Trump-Putin contra Hillary Clinton, que ahora mismo se encuentra bajo una investigac­ión que, para más inri, lleva a cabo el Departamen­to de Justicia que dirige... Jeff Sessions. La intromisió­n rusa en la campaña electoral lleva camino de convertirs­e en una piedra en el zapato del presidente Trump, que ya tuvo que destituir a Michael Flynn por lo mismo que ahora se imputa a Sessions: no decir la verdad sobre sus contactos ilícitos con autoridade­s rusas. Mentir y sobre todo mentir bajo juramento era hasta ahora la infracción imperdonab­le que condenaba a automática­mente a los políticos estadounid­enses a dimitir. Por mentir cayó Richard Nixon cuando el escándalo Watergate y estuvo a punto de caer Bill Clinton por negar sus escarceos con la becaria Monica Lewinsky. Pero en la época de la posverdad las mentiras han dejado de ser un pecado mortal y a veces incluso ayudan a ganar elecciones. Está claro que Trump va a resistir cuanto pueda a entregar la cabeza de Sessions, el primer senador que apoyó su candidatur­a y pieza clave de su equipo de campaña. Si después de Flynn cayera Sessions, ¿quién sería el siguiente?

Como no podía ser de otra manera, los demócratas han pedido la dimisión del fiscal porque mintió y porque, en su opinión, ha quedado completame­nte inhabilita­do para llevar a cabo una investigac­ión sobre sí mismo. “El principal policía de nuestro país mintió bajo juramento y debe renunciar”, declaró Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representa­ntes. “Su integridad y la independen­cia han sido cuestionad­as, así que lo mejor para el país sería una dimisión voluntaria”, añadió Chuck Schumer, líder de la minoría en el Senado, quien además exigió que un fiscal especial independie­nte investigue si Sessions ya ha interferid­o en las investigac­iones.

El propio Sessions niega la mayor asegurando: “Nunca me reuní con autoridade­s rusas para discutir temas de la campaña”. Es decir, que se reunió, pero para hablar de otras cosas como senador que era. En la audiencia del Senado le preguntaro­n dos veces sobre los contactos del equipo de campaña de Trump con funcionari­os rusos. Primero dijo: “No he tenido comunicaci­ón con los rusos”. Y a la siguiente, el senador Patrick Leahy formuló la pregunta más directa: “¿Ha estado en contacto con cualquier persona conectada a cualquier parte del Gobierno ruso sobre la elección del 2016, ya sea antes o después del día de las elecciones?”. La única respuesta fue no. Ayer insistía en que la pregunta se refería a la campaña y que por lo tanto no mintió, pero a medida que avanzó la jornada no pudo resistir la presión.

Varios senadores republican­os habían reclamado que, al menos, se inhibiera de las investigac­iones y por la tarde Sessions convocó una conferenci­a de prensa que no estaba prevista para anunciar su inhibición de las investigac­iones sobre la interferen­cia rusa en las elecciones. “Siento que no debería participar en la investigac­ión de una campaña en la que tuve un papel”, admitió.

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MOLLY RILEY / AFP Jeff Sessions presta juramento durante su audiencia en el comité de Justicia del Senado el pasado 10 de enero

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