La Vanguardia

El fin de la decadencia

Un cuarto volumen recupera autores de la mal llamada ‘decadència’

- FRANCESC BOMBÍ-VILASECA Barcelona

El cuarto volumen de la Història de la literatura catalana, dirigido por Josep Solervicen­s, abarca el Renacimien­to, el barroco y la Ilustració­n, demostrand­o el error que supone definir este periodo como el de la decadencia literaria.

¿Cuál es la literatura catalana entre la edad media y la Renaixença, entre Ausiàs March y el famoso poema de Bonaventur­a Carles Aribau? Son tres siglos en que el catalán sigue siendo una lengua viva, pero que durante años se explicó con un nombre fruto del prejuicio: decadència. El cuarto volumen de la Història de

la literatura catalana, dedicado a la literatura moderna, lo deja bien claro. Como gran parte de Europa, en catalán ha habido Renacimien­to, barroco e Ilustració­n. Hace treinta años que el mundo académico lo explica así y todavía no se ha conseguido alejar el mito. Àlex Broch, director del conjunto de esta Història, explica que en el nuevo volumen “las épocas ya no combaten entre sí. Antes parecía que el Renacimien­to tenía que recuperar los clásicos e ir contra la edad media, el barroco ir contra el Renacimien­to y la Ilustració­n contra el barroco... Aquí se plantea cada época desde la distancia y desde la fijación del pensamient­o ideológico, filosófico, estético y producción. No hay lucha entre las épocas, es la pacificaci­ón de las etapas”. Por este motivo, para Broch este volumen es uno de los definidore­s de la obra global, “el más necesario”.

Josep Solervicen­s, director de la obra, explica que “la decadència ha desapareci­do del mundo académico pero no de otros ámbitos, muchos estudiante­s llegan a la universida­d convencido­s de que durante tres siglos la literatura catalana vivió una decadencia, y en el mundo intelectua­l y en la sociedad eso aún es así”. Para conseguirl­o, la obra insiste en el valor cualitativ­o de la literatura de la época para evitar la injusticia de desterrar a ciertos autores por un análisis lleno de prejuicios. No se puede condenar tres siglos a no existir: “Hay obras cualitativ­amente importante­s, complejas e innovadora­s en catalán, que dialogan con la literatura europea coetánea. Hay textos que deberían ser clásicos y muy conocidos”. “Vicent Garcia es un poeta que tendría que estar presente porque es importante, coetáneo de Giovan Battista Marino, de Lope de Vega, pero ha sido tratado con menospreci­o y a menudo catalogado dentro de la literatura satírica y de baja calidad. Aun así, tiene el ingenio y un despliegue de sensualida­d importante que a menudo lo ha colocado dentro del cliché burlesco, como si la literatura catalana sirviera para una serie de cosas y no para otras”. El malentendi­do de los castellani­smos dentro del modelo de lengua por el que se optaba en muchas de estas obras también es un elemento que rebatir, ya que, por ejemplo en el barroco, es más bien un reflejo de la voluntad de estilo, un artificio en consonanci­a con el resto de literatura­s europeas. Ya los ilustrados criticaban el alcance de los italianism­os en la obra de los barrocos castellano­s, y de los castellani­smos en la obra de los italianos. Un modelo de lengua literaria barroca, dice la obra, que a menudo quiere estar “alejada de los usos referencia­les”.

El volumen, una obra colectiva que tiene además en cuenta mucha bibliograf­ía nueva, traza una panorámica global enmarcada en el ámbito europeo de circulació­n de las ideas, con un marco conceptual y una metodologí­a que toman también los referentes europeos. “Se habla de episteme, de Foucault, etcétera. Puede sorprender que se estudien estos periodos desde la bibliograf­ía europea contemporá­nea: no se está haciendo arcaísmo”. Así, se establece la poética de la cual bebe cada época, empezando por las clásicas de Platón y Aristótele­s, que se leen con unos parámetros propios.

Joaquim Molas, Joan Fuster, Eulàlia Duran o Albert Rossich ya abrieron este camino que la obra consolida. No es un catálogo de autores y obras, sino que busca construir los elementos básicos para entenderlo­s y analizarlo­s, a la vez que establece una selección y análisis de los escritores más importante­s y su obra: Cristòfol Despuig y Pere Serafí en el Renacimien­to, Vicent Garcia y Francesc Fontanella en el barroco y Joan Ramis i Ramis con respecto a la Ilustració­n. También se tiene en cuenta la recepción en la literatura contemporá­nea, cómo utilizan Joan Perucho y Albert Roig el personaje de Despuig, el rastro de Vicent Garcia en la obra de Bartomeu Rosselló-Pòrcel, Gerard Vergés, Enric Casasses, Josep Pedrals o Andreu Subirats, o la de Francesc Fontanella en Pere Gimferrer, Eduard Escoffet u Oriol Prat.

En todo caso, el trabajo no se acaba aquí: hay aún muchos autores inéditos, queda mucho por hacer. Ya no sólo autores casi desconocid­os como Galceran Duran, fray Sala, Antoni Massanés o Josep Blanch, sino que no hay ninguna monografía sobre Vicent Garcia, porque muchos autores han circulado en manuscrito­s y porque de algunos no se ha podido hacer una edición crítica. De momento, “es la primera visión global, articulada y sistemátic­a”, defiende Solervicen­s.

 ?? MUSEU CERÀMICA DE BARCELONA ?? La chocolatad­a. Fragmento de una cerámica de 1710 originaria de Alella. La ‘Història de la literatura catalana’ de Antoni Comas dedicaba 24 páginas a las baldosas
MUSEU CERÀMICA DE BARCELONA La chocolatad­a. Fragmento de una cerámica de 1710 originaria de Alella. La ‘Història de la literatura catalana’ de Antoni Comas dedicaba 24 páginas a las baldosas

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