La Vanguardia

Como los de verdad

La CUP exige una ley específica que regule el referéndum, y que se adapte a las convencion­es internacio­nales.

- ÀLEX TORT Barcelona

Los cuperos quieren separar la consulta de la ley de transitori­edad y así atraer a los comunes

“Hay determinad­os debates sobre los cuales no siempre tenemos una posición común con Junts pel Sí y el Govern”. Es de dominio público que existen discrepanc­ias entre Junts pel Sí y la CUP. Lo que es complicado es discernir hasta qué punto. Ayer, los cuperos hicieron público un documento enviado a la militancia que puso al descubiert­o un nuevo punto de disyunción: la CUP se desmarca de la coalición liderada por PDECat y ERC y reclama que el referéndum sea regulado en una ley específica y separada de la ley de Régimen Jurídico, conocida como ley de transitori­edad jurídica.

Los anticapita­listas consideran que así el referéndum se adaptaría a las convencion­es internacio­nales y que sería la única opción para maximizar la votación. Es la mínima opción que ven los cuperos para persuadir al entorno de los comunes de Ada Colau y Xavier Domènech. La CUP propone, por una parte, una ley, la de transitori­edad, que permanecer­ía “latente hasta el momento de haber ganado el referéndum”; por otro lado, otra ley, la del referéndum, que “permitiría convocarlo”. “Es más estratégic­o de cara a intentar sumar más apoyos”, justifican los cuperos.

En la CUP tienen claro que el camino para culminar el proceso catalán no será fácil y rechazan el “discurso mágico” que, según explican en el informe, enarbolan desde Junts pel Sí de que se pasará de una legalidad española a una catalana que daría cobertura al referéndum y a los funcionari­os. “Que se olvide la gente de la revolución de las sonrisas, porque el conflicto que nos espera será de alto voltaje”, señalan fuentes de la CUP.

De hecho, los cuperos creen que no habrá una legalidad catalana soberana que sustituya la legalidad española, sino una “legalidad intervenid­a”, ya que, según su opinión, en el momento que se quiera “aprobar y materializ­ar los instrument­os para ejercer el derecho a la autodeterm­inación habrá suspensión del Tribunal Constituci­onal”. Por lo tanto, fuentes de la CUP aseguran que “hay que asumir que habrá consecuenc­ias penales” ya que “se entrará en un vacío legal, en el que habrá una legalidad catalana intervenid­a y una legalidad española que irá en contra” de los intereses independen­tistas.

Con todo, los anticapita­listas consideran en el texto que hay “una larga lista de elementos” que “nos permiten sostener este marco de legalidad intervenid­a y Estado autoritari­o de derecho y que colocan el elemento democrátic­o fuera de la legalidad”. A su parecer, eso “convierte en ilegítima la actuación del Estado” y justificar­ía la realizació­n de acciones unilateral­es, “y si hace falta en el marco de la desobedien­cia civil y/o de la desobedien­cia institucio­nal”.

Por lo tanto, la desobedien­cia al TC estaría servida. La CUP reclama “el empoderami­ento popular” y acompañar la ruptura con “más movilizaci­ón y con más desobedien­cia”.

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BEGOÑA FUENTES / ACN Desde la CUP aseguran que habrá que asumir consecuenc­ias penales

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