El experimento Nico, una magistral lección sobre los riesgos en las redes
Unos escolares crean un monigote y pierden en pocas horas el control de su difusión
Ver para creer. El experimento Nico ha cumplido, con creces, esa premisa. Nico es un monigote garabateado en un folio, con pocas florituras, dibujado por un alumno de un instituto de Torrejón de Ardoz. El personaje nació a partir de la idea de la profesora de Geografía e Historia, Esmeralda Reviriego, que quería aleccionar a los escolares sobre los riesgos de colgar una imagen en las redes sociales. Y dio en la diana. El dibujo de Nico empezó a correr como la pólvora por ese mundo virtual. Tres días después de que la foto del garabato fuese colgada en varias cuentas –el pasado 28 de febrero– de Whatsapp, Twitter, Instagram y Facebook (con la frase “Soy Nico, ayúdame a recorrer el mundo”) los autores del dibujo ya no tienen ningún control sobre su difusión. Se ha viralizado.
Así que el experimento ha surtido, en tiempo récord, el efecto deseado. O más bien habría que decir que ha arrasado en el mundo de los canales de mensajería instantánea e internet, hasta límites que han sorprendido y desbordado a la misma profesora y alumnos del IES Las Veredillas. Toda una lección (esos adolescentes han creído después de ver) para unos escolares de 14 y 15 años. “Ha sido muy importante para ellos, porque suben muchísimas imágenes a las redes sociales sin ser conscientes de qué ocurre con ellas, con sus derechos, ni dónde pueden ir a parar”, afirma Esmeralda Reviriego, de 37 años.
La profesora, que es interina, fue obsequiada ayer a la llegada al instituto con un ramo de flores. Se lo entregó un representante del ampa. Los padres quisieron reconocer de esta manera el trabajo de la docente. “Esta mañana (por ayer) más de un alumno me ha confesado que a partir de ahora se lo va a pensar dos veces antes de colgar una foto en las redes sociales. Yo también”, añade Reviriego.
Los escolares han comprobado que el dibujo de Nico, además de ser refundido por usuarios que felicitaban a la profesora por la iniciativa, también ha sido en las últimas horas protagonista de numerosos memes. Esas bromas o montajes provocan que al final se pierda el sentido original del mensaje. Otra lección para los alumnos fue que no hace falta tener un gran número de seguidores para que un mensaje se convierta en viral. “Colgamos el dibujo en mis cuentas y en las de uno de los alumnos, y no es que tengamos un gran número de seguidores”, revela la profesora. En veinticuatro horas el garabato de Nico había traspasado las fronteras de España. “No importa ni el número de seguidores, ni que limitemos la difusión a nuestro entorno: cuando accionamos enviar ya no hay marcha atrás”, recuerda Ferran Lalueza, profesor de comunicación y social media en la UOC. Y cuando se trata de imágenes, como es el caso, “el potencial de viralización es superior al de los mensajes verbales, ya que ni siquiera tienen que superar barreras lingüísticas”, añade Lalueza, que aplaude la iniciativa del IES de Torrejón de Ardoz.
Se cuentan por cientos de miles las personas, apunta Reviriego, que han utilizado en sólo tres días el hashtag #HazloPorNico. Nada que ver con otra campaña impulsada también por esta profesora para defender los derechos humanos. “En aquella ocasión, con un mensaje más reivindicativo, no llegamos ni a los cincuenta tuits”. Así son las entrañas de las redes sociales.
“A partir de ahora me lo voy a pensar antes de colgar una foto”, dicen los alumnos tras la experiencia en clase