La Vanguardia

La banca global ha pagado multas por 300.000 millones

Las entidades han cometido varias infraccion­es desde la crisis

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Una de las críticas más recurrente­s a cómo se gestionó la salida de la crisis económica es que se destinó una gran cantidad de dinero público a rescatar los bancos, cuando las entidades tuvieron su parte de responsabi­lidad en causar la recesión con prácticas irregulare­s.

Pero a menudo se olvida que los bancos también han pagado por sus errores. Y han pagado mucho. Un informe difundido ayer por la consultora Boston Consulting Group (BCG) revela que estas compañías han tenido que desembolsa­r unos 321.000 millones de dólares (304.000 millones de euros) desde el 2008 por numerosas infraccion­es normativas, desde lavado de dinero hasta manipulaci­ón de mercado y la financiaci­ón del terrorismo.

La mayoría de estas sanciones se impusieron por las autoridade­s estadounid­enses. En cuanto los reguladore­s europeos y asiáticos se pongan a la altura de sus estrictos homólogos norteameri­canos, es probable que esta cifra se incremente en el futuro, pronostica­n los analistas de BCG.

Y es que esta factura... ha pasado factura, según los mencionado­s expertos. La suma de las multas equivale al producto interior bruto de un país como Dinamarca y se acerca a la capitaliza­ción de Facebook. Según BCG, si se calcula la ganancia operativa menos costes de capital, el sector bancario ha sumado 9.000 millones de pérdidas entre el 2009 y el 2015, con lo que, sin estas multas la banca, a escala global, hubiera registrado números negros.

“Gestionar estos costes se ha convertido en una losa para los bancos, lo que ha supuesto la creación de un sólido marco de evaluación del riesgo para evitar los errores del pasado. Los cambios en valores y en estándares éticos están impactando en los negocios y en las tomas de decisión. Porque ahora la pregunta ya no es sólo si es algo legal, sino si es algo legítimo”, escribiero­n los analistas dirigidos por Gerold Grasshoff.

No obstante, han pasado casi 10 años del estallido de la crisis, y las multas siguen cayendo. O porque ha aumentado la vigilancia, o porque los bancos no han aprendido la lección. En concreto, las entidades pagaron 42.000 millones de dólares sólo en el 2016, un 68% más que el año anterior, según muestran los datos (destacan las multas impuestas a Deutsche Bank y Crédit Suisse por la venta de activos tóxicos).

“Conforme evolucione­n las normas basadas en la conducta, las multas y las sanciones, junto con los gastos legales y de litigios relacionad­os, seguirán siendo un coste para el sector”, dicen desde BCG.

Pocos son los grandes bancos que se han salvado de la quema a lo largo de estos años. En lo más alto del podio, Wells Fargo, JPMorgan Chase, Citigroup, Bank of America y Ally Financial, que en febrero del 2012 aceptaron pagar de forma colectiva 25.000 millones de dólares por embargos inmobiliar­ios abusivos.

Bank of America es el banco que suma más multas a título individual (unos 25.000 millones, más que las de Merrill Lynch con quien se fusionó), mientras que BNP Paribas es la entidad europea que tuvo que soportar la sanción más alta, 8.830 millones, por violación de embargo.

No se puede decir que el legislador no haya tomado cartas en el asunto para mejorar la conducta. El número de cambios en las normas que ahora las entidades deben verificar a diario se ha triplicado desde

Las sanciones han llevado a los bancos a cerrar en pérdidas en el periodo que va del 2008 al 2016

el 2011, hasta un promedio de 200 revisiones al día, según el informe. El entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, cargó en su momento contra aquellos “sujetos que no sienten remordimie­nto alguno por asumir riesgos salvajes, en un mundo de codicia y avaricia, alentados por incentivos perversos”.

Pero el nuevo mandatario Donald Trump ha prometido revertir la ley Dodd-Frank del 2010, un conjunto de medidas que regulan el sector financiero. Aun así, los autores creen que “la regulación debe considerar­se un aumento permanente del nivel del mar, no sólo una marea que bajará o un tsunami que se replegará”. En fin, que ya no vale esconder la cabeza bajo el agua.

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RALPH ORLOWSKI / REUTERS La sede central del Deutsche Bank

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