Un dinosaurio para la discordia
Rabat quiere impedir que se subaste en París un esqueleto de ‘Zarafasaura oceanis’
Marruecos quiere que regrese al país su esqueleto de
Zarafasaura oceanis, su resto fósil más importante, descubierto en el 2011 en la mina de fosfatos de Ulad Abdun, cerca de la ciudad de Juribga. Si no hay acuerdo, será subastado el próximo día 7 por la casa parisina Drouot y pasará a embellecer el salón de un potentado y no la sala principal de un museo. Desde que la Asociación para la Protección del Patrimonio Geológico de Marruecos denunció el pasado 27 de febrero la venta de este “tesoro patrimonial único”, y de paso pusiera en duda la legalidad de su salida del país, el esqueleto de Zarafasaura se ha convertido en un símbolo nacional.
La historia del esqueleto de dinosaurio, de una envergadura de nueve metros y un evidente parecido al monstruo del lago Ness, es rocambolesca. A pesar de ser considerado como uno de los restos arqueológicos más importantes descubiertos en Marruecos, las piezas fueron saliendo del país poco a poco, camufladas como si fueran “un saco de piedras”.
Ahmed Benlajdim, director de la división de Geología del Ministerio de Minas, confirma que la salida de las piezas “se hizo de forma ilegal”. “La ley de comercio exterior establece que las exportaciones de minerales y fósiles no pueden producirse sin un permiso de nuestro departamento. Y nunca lo permitimos en los casos de fósiles de vertebrados”, explica. Marruecos también está adherido al acuerdo de la Unesco de 1970 por el que se prohíbe la importación y exportación de bienes culturales por procedimientos ilegales.
“Únicamente de manera excepcional damos autorizaciones temporales de salida, con fines científicos y para que se realicen estudios en el extranjero. Pero los bienes son inmediatamente repatriados”, señala Benlajdim a un medio digital marroquí.
Sea como fuere, un coleccionista de rarezas adquirió las piezas en la feria de fósiles de Munich, la más importante del mundo junto a la de Tucson (EE.UU.), y se dedicó a ensamblarlas hasta lograr un esqueleto que corresponde en un 75% a lo que fue el animal prehistórico, algo que es muy poco habitual. El coleccionista aduce que no ha hecho nada ilegal porque los restos los compró en Munich a una “conocida sociedad marroquí”, de la que no ha proporcionado el nombre. Los expositores marroquíes que acuden cada año a la feria de la ciudad bávara niegan que en los últimos años hayan oído nada acerca de una venta de este tipo y la mayoría se declaran estupefactos de que haya sido posible, teniendo en cuenta la restrictiva legislación marroquí sobre salida de restos arqueológicos y fósiles del país.
“El Zarafasaura tiene un gran valor científico. Es una especie de dinosaurio que apareció y desapareció en un periodo muy concreto de la prehistoria. Tiene un gran valor estratigráfico, ya que donde se encuentra se pueden hacer numerosas interpretaciones de cómo fue su desarrollo y el entorno en el que habitó”, señala el funcionario marroquí. El Zarafasaura pertenece a la familia de los plesiosaurios, unos seres que han alimentado la imaginación de los artistas y dado origen a numerosas leyendas. La anatomía del monstruo del lago Ness está basada en la imagen de estos individuos.
El embajador marroquí en París se entrevistó el miércoles con el representante italiano del supuesto dueño del esqueleto, un personaje llamado Alexandre Giquello, subastador del estudio Binoche & Giquello. En principio, estaría dispuesto a retirar el
Zarafasaura de la puja del día 7 a cambio de una contraprestación económica. Algo que Rabat, que considera que el fósil es suyo y se ha sacado del país violando las leyes, no está dispuesto a aceptar.
El precio de partida del esqueleto, en caso de que finalmente fuera subastado, se sitúa alrededor de los 400.000 euros. Defendiendo a su cliente, Giquello niega que las piezas salieran ilegalmente de Marruecos ya que fueron inspeccionadas por las aduanas francesas e italianas. “Ha realizado un trabajo científico y artesanal muy importante. Este trabajo tiene que ser valorado de una manera u otra, y eso es lo que hemos acordado en la reunión con el embajador de Marruecos en París”, dijo. Un principio de acuerdo sobre el que no se ha fijado una cantidad exacta, aunque el marchante italiano ya ha dejado caer que si el esqueleto fuera finalmente subastado, existen “varios compradores que están muy interesados y que llegarían a pagar hasta un millón de euros por el Zarafasaura. “En este momento todo lo relacionado con la cultura, el medio ambiente y la historia está de moda”, concluye Giquello.
Convertido en símbolo nacional, fue expoliado pieza a pieza y sacado ilegalmente del país