Ni garantías, ni estatutarias
En tiempos del tripartito un conseller de ERC proclamaba martes sí y martes también desde el Palau de la Generalitat que el Govern se autodeterminaba con cada decisión que tomaba. Con el PSC, el independentismo republicano era una procesión que iba por dentro pero ahora comparte con una neo Convergència soberanista un Consell Executiu que ha puesto un Institut d’Estudis de l’Autogovern, una Oficina per a la Millora de les Institucions d’Autogovern y una Secretaria per al Desenvolupament de l’Autogovern a trabajar por una república catalana. El nombre de los organismos no hace la cosa porque su estructura y sus satélites en las conselleries se centran en el diseño de las estructuras de un futuro Estado aunque eso suponga desatender las existentes.
El Consell de Garanties Estatutàries debía ser el embrión del un Tribunal Constitucional catalán, pero subsiste mutilado, con tres de sus nueve miembros con el mandato caducado hace más de un año y una vacante sin cubrir. Sus informes no son vinculantes, pero desoírlos colisiona con cualquier pretensión posterior de dotarlo de autoridad.
El Govern puede reafirmarse en que el referéndum es “legal y democrático” al margen de dictámenes incómodos, pero, aferrado a la astucia y la audacia para escapar del largo brazo del Gobierno central, corre el riesgo de iniciar un viaje sin retorno de desarme de las instituciones catalanas. Un final sin garantías, ni estatutarias.