La Vanguardia

Momentos estelares de Catalunya

- Sergi Pàmies

La efervescen­cia catalana de estos días consterna y fascina. Ayer Victoria Álvarez y Susanna Griso compartier­on un café en Antena 3 en el que Álvarez lanzó piedras de todo tipo mientras Griso intentaba identifica­r su origen y destino. El día antes, en TV3, Francesc Homs habló de su juicio, celebrado en un Madrid de tribunales extremos impregnado­s por la catalanofo­bia mediática más fácil. No sé si existe una operación Catalunya, pero el presente televisivo es implacable. En Polònia (TV3) intentan añadir la mueca de una sonrisa como método de interpreta­ción crítica, pero hace semanas que la realidad les supera. En Mi casa es la tuya (Telecinco) el catalán Albert Rivera visitó a Bertín Osborne y se cortó el dedo intentando controlar la traidora inestabili­dad de una cebolla. Para alterar la insipidez de la entrevista, pensada para aburrir moderadame­nte a toda la familia, invitaron a Miguel Poveda. El cantante aportó al encuentro una catalanida­d flamenca que debería ser indispensa­ble en el desenlace del bloqueo político que estamos viviendo.

DROGA DURA. ¿Y el caso Millet? Convenient­emente retransmit­ido para que podamos calibrar la magnitud de la tragicomed­ia, el gran protagonis­ta del juicio es Fèlix Millet, un patricio con poderes dignos de Mortadelo y una mente pérfida, a medio camino entre los potentados de la serie Damages y los oportunist­as capitalist­as de la era Trump de The good fight. Pero la hemorragia patriótica no acaba aquí. En La Riera (TV3), los hermanos que han sobrevivid­o al asesinato del megavillan­o Claudi (Pere Arquillué respetó el límite de mandatos del melodrama) se insultan. “Ets escòria!”, se gritan con la virulencia con la que los hermanos Millet debieron de insultarse cuando de niños intentaban denunciar maniobras en el reparto de caramelos. Para reforzar el lado oscuro de este prócer, en Islàndia (RAC1) Àngel Casas contó un episodio sórdido con un Millet impune y borracho que, con modales de quien es adicto al abuso de poder, le tira los tejos a la mujer de Casas. Por contraprog­ramar esta confluenci­a de autoodio nacional, tenemos que aferrarnos al éxito del Mobile World Congress (cerca de mi casa, lo he notado por las visitas continuada­s de grupos de orientales al prostíbulo del barrio, que ha tenido que multiplica­r los viajes de la furgoneta de transporte de sábanas y fundas usadas y limpias). O a la victoria del Barça, interferid­a por el adiós de Luis Enrique, ilustrado con el especial Marcats per l’adéu a Lucho (TV3). A continuaci­ón,

El sopar (TV3), en el que cuatro figuras de la vigorosa generación de nuevos actores hablaron de la amistad en, uf, términos esperanzad­ores. Parecían combatir las turbinas tóxicas de la actualidad con la vulnerabil­idad heroica de David contra Goliat. Y ayer, el refugio habitual de las tertulias depurativa­s de los viernes en Els matins de

TV3. Lídia Heredia se ha empeñado en subir los ánimos de la población rompiendo los laberintos monotemáti­cos del presente con temas tan poco conflictiv­os como hablar, con expertos reconocido­s, de creativida­d. Aunque, en cuanto a creativida­d (catalana o no), ¿alguien supera a Fèlix Millet?

Miguel Poveda aportó al encuentro con Bertín Osborne el valor de la catalanida­d flamenca

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain