La Vanguardia

Una revelación a ambos lados del muro

Rescatados 19 relatos de mujeres que provocaron un cambio de mentalidad en Alemania en la década de los setenta

- NÚRIA ESCUR Barcelona

Quizá este libro ha surgido sólo porque yo quise escuchar”, sugirió dudosa Maxie Wander en la nota preliminar del volumen que nos ofrece ya en las librerías, en castellano, Errata naturae bajo el título Buenos días, guapa.

Un libro con epílogo de Christa Wolf, a la que Wander conoció durante una estancia en una residencia de escritores (los padres de Wolf la regentaban). “Este es un libro al que se suma cada cual”, advertía, al incluirse entre todas esas mujeres que se interrogar­on sobre sus propias vidas y tras leer el libro de Maxie Wander (Viena, 1933-Kleinmachn­ow, 1977) decidieron empezar a cambiarlas.

Este libro fue una revelación a ambos lados del muro. Todavía hoy, cuarenta años después de su publicació­n, se considera libro de culto en Alemania. “Decenas de miles de lectoras pudieron reconocers­e en sus testimonio­s y confirmar que, en cuanto a emancipaci­ón femenina, la República Democrátic­a Alemana llevaba una considerab­le ventaja sobre la Federal”, explica Ibon Zubiaur, traductor de la obra de Wander en castellano.

La obra vendió más de 60.000 ejemplares sólo en su primer año y su posterior versión teatral fue uno de los mayores éxitos el país. Maxie Wander –hasta entonces secretaria, reportera y fotógrafa además de escritora– empezó a recibir una avalancha de cartas de mujeres que le agradecían haber elaborado esas diecinueve entrevista­s.

“Parece que a estos diecinueve protocolos les falta uno, el testimonio de la propia autora”, reflexiona Christa Wolf, que destaca que la obra jamás quiso sostener ninguna tesis y que solamente la legitimó la curiosidad intelectua­l de la autora. “No venía a juzgar, sino a ver y a escuchar”.

El boca oído empezó a funcionar en barrios, entre amigos, en colectivos. Son las cosas que ocurren cuando lo privado se hace público. Uno de los aciertos fue que en la lista de los diecinueve testimonio­s figuran todo tipos de mujeres, de distinta edad, condición, estado civil y clase social. Secretaria­s, grafistas, estudiante­s, obreras, maestras de primaria, biblioteca­rias, científica­s, vendedoras, amas de casa, asistentes. Con hijos, sin hijos, solteras, casadas, divorciada­s...

El temor y la necesidad de un salto vital es común en muchos de los relatos. Como el de Bárbara (“Lo cierto es que en toda mi vida nunca tuve el tiempo de preguntarm­e realmente lo que quiero”), el de Steffi (“Antes de casarme con Frank conocí a mi hombre ideal, el hombre de M”), el de Erika (“No me molestaba que se acostase con la otra. Un hombre es capaz de acostarse con cualquiera. Pero que paseara con ella alrededor del lago o entrara en nuestro bar, eso me ponía frenética”) o el de Lena: “En realidad siempre es el miedo a la falsedad el que me empuja a hacer cosas insólitas”.

Si Maxie Wander se hubiera añadido a esos diecinueve testimonio­s de mujeres, podría ha- ber explicado de manera sucinta su vida. Algo así: “Nací como Elfriede Brunner en el seno de una familia humilde. No terminé la escuela y a los diecisiete años entré a trabajar a una fábrica. En el año 1952, en un acto del partido comunista, conocí a Fred Wander, un reportero y fotógrafo vienés de origen judío y supervivie­nte de Auschwitz. Nos enamoramos profundame­nte y viajamos por todo el país entrevista­ndo a gente; él dejó a su mujer por mi y en el año 1958 fijamos nuestra residencia en la RDA. Trabajamos juntos en múltiples proyectos.

Por su parte, la consagraci­ón literaria de Fred cristalizó en 1971 con su novela El séptimo pozo, tres años después de que la pareja pasara por una desgracia: Kitty, la hija de Maxie, murió al caer en una zanja sin señalizar. La escritora, que nunca se recuperó del suceso, se refugió en el trabajo doméstico y el cuidado de sus otros dos hijos. Buenos días, guapa se publicó poco antes de su muerte, a causa de un cáncer, a los 44 años. Aunque póstumo, llegaría su verdadero éxito.

Sus libros provocaron cambios de conciencia y preguntas como aquella con la que concluía Christa Wolf su epílogo:“¿Cómo podemos ser “libres” las mujeres mientras no lo sean las otras personas?”

‘Buenos días, guapa’, de Maxie Wander, reveló que en emancipaci­ón femenina, la RDA aventajaba a la Federal

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ARCHIVO ERRATA NATURAE Maxie Wander y su esposo, Fred, con quien trabajó en varios proyectos
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ARCHIVO ERRATA NATURAE Maxie, en una foto hecha por Fred en 1963

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