BUSTOS DE BRONCE Y UN BÚNKER
El palacio de las Oficinas fue la primera obra proyectada en la zona de EUR. Debía ser la tarjeta de presentación. Allí tenía que ubicarse la taquilla de billetes para la exposición universal. En la fachada de entrada hay un gran bajorrelieve que narra la historia de Roma a través de sus construcciones. No podía faltar Mussolini, a caballo. Un poco más allá, sobre una estructura porticada, se lee esta frase: “La tercera Roma se extenderá sobre otras colinas a lo largo de las riberas del río sagrado hasta las playas del Tirreno”. En la sala principal de reuniones guardan, apoyados en el suelo, dos grandes bustos de bronce, uno del Duce y otro del rey Víctor Manuel III. Debajo del edificio se construyó un refugio antiaéreo, un búnker de cemento armado, de 500 metros cuadrados, dotado de un sofisticado sistema de ventilación. La mayor parte de los edificios de EUR son administrados hoy por una empresa pública, en un 90% propiedad del Estado y un 10% del municipio de Roma. Los alquileres suponen unos ingresos de unos 20 millones de euros al año. Cuando se le pregunta al presidente de esta empresa si se han planteado privatizarla, contesta que no, que EUR forma parte del patrimonio nacional italiano. “Sería como privatizar el Coliseo”, argumenta Roberto Diacetti, que pide distinguir entre el juicio político sobre el fascismo y “el talento del genio itálico” que emergió en aquel periodo.