La Vanguardia

Los responsabl­es de la mayor pifia de los Oscars

BRIAN CULLINAN Y MARTHA RUIZ SON LOS RESPONSABL­ES DEL HISTÓRICO ERROR DE LA GALA DE LOS OSCAR DEL DOMINGO Y, AUNQUE SEGUIRÁN TRABAJANDO PARA PWC, HOLLYWOOD HA DECIDIDO APARTARLOS PARA SIEMPRE DE LA CEREMONIA

- Barcelona

CRISTINA TOMÁS SERRA Cullinan vive en una casa de tres millones en Malibú y Ruiz es la primera latina con un alto cargo en los Oscars

Las dos personas menos conocidas de la ceremonia de los Oscar, Martha Ruiz y Brian Cullinan, desfilaron el domingo por la alfombra roja como auténticas estrellas de cine. Pero nunca se imaginaron que, al transcurri­r la noche, se convertirí­an en el foco de todas las miradas y no precisamen­te por aparecer en una película o en la portada de una revista. La pareja que trabaja para Pricewater­houseCoope­rs (PwC) tenía la única misión de entregar los 24 sobres que contenían los nombres de los ganadores a los presentado­res de la gala. Al final de la noche, cuando toda dificultad parecía resuelta –ya que solo quedaba un sobre por entregar correspond­iente al premio más esperado de mejor película–, llegó el error, y con él, el escándalo.

Brian Cullinan tampoco se había imaginado nunca una noche como la del domingo. “Es muy poco probable que haya una confusión”, declaró en las vísperas. Pero no fue tan difícil y ahora el Oscargate lleva su nombre y apellido. Paradójica­mente Cullinan era el veterano porque llevaba cuatro años encargado de la custodia de los premios y ha sido señalado como el malo de la película –nunca mejor dicho– por PwC, quienes, rápidament­e, entonaron el mea culpa. Fue él quien se despistó y entregó el sobre con el premio de actriz protagonis­ta –para Emma Stone por La la Land – en lugar del sobre con el de mejor película a los presentado­res. Confusión que provocó que Faye Dunaway gritara La la Land en lugar de

Moonlight. Fue la guinda de un amargo pastel para los miembros del equipo del musical que quedaron con el rostro desencajad­o.

Pero, ¿qué estaba haciendo Cullinan para provocar semejante esperpento? Estaba eclipsado colgando una foto de Emma Stone en su cuenta de Twitter en el momento en que debía entregar el sobre al actor Warren Beatty encargado de desvelar el premio. Un tuit que –casualment­e– fue eliminado minutos después.

Durante 2 minutos y 25 segundos, el mundo celebró (o lamentó) el triunfo de

La la Land

–tiempo que tardaron en reparar el error. Como los delegados de PwC cuentan uno a uno todos los votos, saben de memoria el nombre de los ganadores. Por eso resulta tan grave que tardaran tanto tiempo en reaccionar. ¿Estaría Cullinan borrando sus huellas en las redes sociales durante esos minutos?

De pelo marrón claro, ojos azules y con un indiscutib­le parecido a Matt Damon, Brian Cullinan es un estadounid­ense de 57 años que reside en Malibú –en una preciosa mansión valorada en 3 millones de dólares– junto a su mujer Andrea, con quien lleva 29 años casado, y sus tres hijos: Brett, Drew y Bree. Le gusta escuchar las canciones de Adele, montar en su Harley-Davidson y despejar la mente encima de unos esquíes cuando el tiempo lo permite.

Se graduó en la Universida­d de Cornell, donde se especializ­ó en psicología, para luego cambiar a la Northweste­rn University para estudiar contabilid­ad. De hecho, es uno de los miembros más destacados de su empresa. Además de ser socio principal de la Academia de las Artes y las Ciencias, sirve como presidente del Consejo de Estados Unidos de PwC y es miembro del Consejo Mundial de la auditora.

De cálida sonrisa, Martha L. Ruiz es la tercera de cuatro hijas, nació en Los Ángeles, hija de inmigrante­s: su padre es de Perú y su madre nació en México. Sus hermanas le enseñaron que el éxito proviene de un trabajo duro y una buena educación. Para ella, eso se tradujo en entrar en la California State University y graduarse en Administra­ción y Dirección de Empresas. PwC la reclutó en 1997 y dos años después, Martha se casó con su novio de la universida­d, Javier, ingeniero mecánico. Su especialid­ad son los impuestos y el asesoramie­nto sobre entretenim­iento en el sur de California. Ahora es madre de Monet y Camille que son su vida y a quienes dedica toda su energía. Socia fiscal en PwC de día, madre de noche —y estrella por un día en el Dolby Theatre.

Aunque la gala fue como un auténtico thriller, ella prefiere las comedias románticas. Su sueño de hablar con Andy García nunca se ha hecho realidad, pero se conforma con haber conocido a Billy Crystal, el protagonis­ta de su película favorita

Cuando Harry encontró a Sally. Lleva 19 años en la empresa, pero hace apenas dos años que se unió a Brian como custodios de los Oscars, convirtién­dose así en la primera mujer latina en trabajar en tal alto cargo relacionad­o con la ceremonia de la Academia de Hollywood. Nunca se había imaginado sentirse una princesa desfilando por la alfombra roja y lo vive como una niña en un cuento de hadas. Al menos hasta el domingo donde la carroza se convirtió en calabaza.

La Academia de las Artes y las Ciencias no quiere ver ni en pintura al dúo dinámico y —aunque el despistado fue Cullinan— ha decidido prescindir también de Martha. Seguirán trabajando para PwC, pero serán apartados en todo lo relacionad­o a la ceremonia. Nunca colgar una foto en Twitter había salido tan caro.

 ?? VALERIE MACON / AFP ?? Los dos miembros de PwC custodiand­o los maletines con los sobres de los ganadores antes de la gala de los Oscars 2017
VALERIE MACON / AFP Los dos miembros de PwC custodiand­o los maletines con los sobres de los ganadores antes de la gala de los Oscars 2017

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