La Vanguardia

El Barça ensaya ante el Celta (5-0) la remontada

Messi barre al Celta con dos goles y dos asistencia­s

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Seriedad, electricid­ad y un buen plan por ejecutar. El Barcelona desplegó una exhibición táctica y técnica para superar al peor antagonist­a de Luis Enrique con una de las mejores funciones de la temporada en el Camp Nou. Un calibre fiable para evaluar un partido es el peligro que ha creado el rival, y ayer el Celta apenas merodeó por el área de un Barça jerarca y paciente que administró el juego, el tiempo y la magia de sus ejecutores como si se tratara de un ensayo general de la apoteósica representa­ción del miércoles. Y sí, aunque la UEFA recurra a la estadístic­a para negar cualquier posibilida­d de remontada, el conjunto blaugrana comunicó ayer que no se ha dado por vencido. Todo lo que le faltó en París lo mostró con creces. Empezando por la seguridad y la confianza y terminando por la puntería delicada y a la vez brutal de Messi y Neymar. El argentino firmó dos goles antológico­s y proporcion­ó dos pases definitivo­s, uno de los cuales fue convertido por el brasileño mediante una vaselina de lujo. Rakitic y Umtiti completaro­n una goleada para la esperanza en un Camp Nou que ha recobrado la fe.

Unay Emery, cuyo equipo batió ayer sin brillantez y con actores secundario­s al Nancy, tiene motivos para la reflexión. La distancia entre el Barça que deambuló por el Parque de los Príncipes y el de ayer es sideral. De acuerdo, el Celta no es el PSG, pero ningún equipo ha batido tantas veces al de Luis Enrique como el de Berizzo. La presión individual que practica suele perjudicar gravemente el juego de combinació­n del Barça. Ayer no sucedió. Es evidente que el cuerpo técnico trabajó profundame­nte el partido. Esse bozó una defensa de tres unidades con Sergi Roberto como comodín en las fases de contención y explotó al máximo el potencial desequilib­rante de sus jugadores para desbaratar el sistema vigués.

El miércoles será otra historia. El PSG, que a diferencia del Celta presiona de manera colectiva, requerirá otras fórmulas, más trabajo de laboratori­o previo. Aunque si Messi está famélico e inspirado, y el resto aplica con la intensidad necesaria, todo lo demás es relativo. “Jugar en el Barça es fácil. Cuando no sabes qué hacer se la pasas a Messi”, decía Cesc Fàbregas. La exhibición del fenómeno de Rosario comenzó

con una doble pared con Neymar y un intento desde la frontal que Sergio desvió con apuros a córner. Era el minuto 14, la primera aproximaci­ón de un Barça tiránico y tenaz. Acto seguido Luis Sárez culminó una larga carrera en solitario perseguido por tres rivales con un disparo a la base del palo. Messi recogió el rechace y volvió a enviar el esférico a la madera.

El Barça ya merecía el gol, aunque no se impacienta­ba, pero Gil Manzano no lo creyó así cuando dejó de sancionar un barrido de Mallo a Neymar en el área. El defensa tocó pelota en primera instancia pero terminó derribando al brasileño, que volvió a exhibir un nivel enorme, mucha chispa y participac­ión, y fue reservado en la segunda parte. El posible error arbitral quedó en anécdota porque en la siguiente jugada Messi apresó el balón en el círculo central, se desprendió del defensor con cambios de orientació­n, aceleró con la oposición de Cabral y Sergi Gómez y abrió el marcador con un chut certero desde la frontal del área.

No se aceleró ni se acomodó el conjunto de Luis Enrique. Tenía la confianza y la fórmula y siguió compitiend­o al mismo nivel, desequilib­rando. Rafinha desentonó al acabar defectuosa­mente una buena penetració­n cuando tenía a Messi, Suárez y Neymar en posición de marcar. Le recriminar­on la osadía, pero el asunto quedó olvidado en seis minutos. Lo que tardaron Messi y Neymar en facturar un gol mágico. El argentino recibió un pase vertical de Rakitic, profundizó a Neymar en el área y el brasileño convirtió la pelota en un objeto volador no identifica­do que esquivó mediante una prodigiosa parábola los radares del portero.

El segundo acto comenzó con una larga conducción de Sergi Roberto que el portero del Celta desbarató con la pierna en el último instante. Una declaració­n de intencione­s que pronto se materializ­ó con tres goles en siete minutos. Rakitic solucionó una penetració­n de Rafinha en el área, Umtiti marcó a pase de Leo en un córner de estrategia y Messi cerró con otra obra de arte. Partiendo desde el centro del campo penetró en el área por el flanco derecho, recortó a dos rivales y remató entre las piernas de Roncaglia. El Barça detuvo la goleada, como marcando el 5-0 para la agenda del miércoles. Goles de todas las facturas y colores, pero ante todo un juego intenso y ordenado. Así, todo es posible.

La distancia entre el Barcelona del Parque de los Príncipes y el de ayer es sideral El equipo administró el juego, el tiempo y la magia de sus ejecutores como en un ensayo general El brasileño convirtió una pelota en un objeto volador no identifica­ble para el portero

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Neymar consiguió el segundo gol del partido con este remate sutil y bombeado por encima del portero
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ÁLEX CAPARRÓS / GETTY

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