Ilusión socialdemócrata
El candidato a disputar a Merkel la cancillería de Alemania levanta a su partido en los sondeos con más discurso social
Faltan siete meses para las elecciones en las que la canciller democristiana Angela Merkel busca un cuarto mandato, y el socialdemócrata Martin Schulz, valorado y en ascenso, ganarle el puesto.
Las carrozas satíricas del carnaval renano se han aplicado esta semana a plasmar el duelo político en Alemania, cuando faltan siete meses para las elecciones en las que la canciller democristiana, Angela Merkel, busca un cuarto mandato, y el socialdemócrata Martin Schulz pelea para disputarle el puesto. Una carroza muy comentada desfiló el pasado lunes por Düsseldorf con Mutti (mamá, así apodan muchos a Merkel) convertida en mamut, y acosada con lanza por el aún pequeño Schulz vestido de troglodita.
Esa ha sido en los últimos años la relación de poder entre la CDU de Merkel y el SPD. Pero en cuanto hace poco más de un mes se supo que Schulz, expresidente del Parlamento Europeo, sería el candidato del SPD a la cancillería, los sondeos empezaron a desbocarse. Y para disgusto de Merkel y los suyos, SPD y CDU se miran en ellos de tú a tú.
Una encuesta del instituto Forsa publicada el miércoles daba al SPD el 31% de los votos, y a la CDU/CSU (el partido de Merkel junto a su aliado bávaro socialcristiano), el 33%. Pero además ha habido un hito: el 23 de febrero, por primera vez desde octubre del 2006, un sondeo de Infratest Dimap otorgó al SPD el
sorpasso (32% de apoyo contra el 31% a CDU/CSU). Y esta semana se ha repetido la tendencia: una encuesta de INSA ponía en cabeza al SPD con el 32% de los votos, frente al 30,5% para los merkelianos.
Aunque Martin Schulz aún no ha explicitado su programa electoral, sus últimas intervenciones indican una voluntad de recobrar a votantes clásicos de la socialdemocracia, sobre todo en el ámbito obrero, quejosos por el giro liberal del partido. Schulz incluso se ha permitido criticar las reformas emprendidas por el último canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder (1998-2005). “Fue la respuesta correcta a un período de estancamiento”, pero “simultáneamente podíamos haber introducido el salario mínimo y gravar más a los superricos”, dijo Schulz de la llamada Agenda 2010, el paquete de ajustes del Estado del bienestar de Schröder. Según sus defensores, la Agenda 2010 contribuyó a reforzar la potencia económica de Alemania; y según sus detractores, ha producido desigualdad y pobreza, pues si bien el paro ha descendido, los recortes en ayudas sociales han impactado en los colectivos más vulnerables.
De hecho, ambas consecuencias son ciertas, y por eso Schulz la ha criticado sin cargársela enteramente. El candidato propone ahora ampliar el tiempo en el que un desempleado cobra el subsidio antes de pasar al más magro seguro para parados de larga duración, que sólo cubre necesidades básicas. También quiere asegurar un nivel mínimo de jubilación y acotar los contratos temporales. Pero defiende lo logrado por el SPD como socio de Merkel en la Grosse Koalition, como la introducción de un salario mínimo interprofesional o la ley para frenar la subida de los alquileres.
Con este discurso, el partido ha subido en los sondeos y también ha ganado afiliados. El SPD ha logrado 10.000 nuevos inscritos desde finales de enero, cifra superior a la de nuevos militantes en todo el 2015. Además, el 40% de los recién llegados son menores de 35 años. Resultado: el SPD tenía a fecha 28 de febrero 438.829 militantes. (La CDU/ CSU suman 574.000 afiliados.)
La prensa alemana se pregunta estos días si el repunte del SPD no es en realidad un síntoma del cansancio de la ciudadanía tras doce años de Merkel. Quizá, pero en todo caso, el camino hacia la cancillería sólo quedará expedito para Schulz si en septiembre emerge de las urnas la posibilidad aritmética de un tripartito con izquierdistas y verdes. Martin Schulz critica las reformas del canciller socialdemócrata Schröder, y el partido gana 10.000 afiliados