Aprender religión en la escuela
Entre los días 23 de marzo y 4 de abril las familias pueden solicitar plaza para sus hijos e hijas en centros docentes sostenidos con fondos públicos. Estos días, las familias también pueden ejercer un derecho muy importante: pedir la asignatura de Religión Católica para sus niños.
Es coherente que los padres católicos pidan para sus hijos e hijas la enseñanza de la religión y moral católica, ya que la escuela tiene que ser la continuación de la familia. La clase de Religión no es una catequesis, pero contribuye a que la catequesis que se hace en la comunidad parroquial sea más enriquecedora. Clase de religión y catequesis son dos cosas diferentes, pero complementarias, y los niños, adolescentes y jóvenes cristianos tienen que participar.
Hoy los jóvenes sufren un analfabetismo de cultura religiosa, y eso incide en su nivel de cultura general, más bien bajo. La clase de Religión contribuye a que los alumnos puedan comprender muchos contenidos de nuestra historia y nuestra cultura, que están tejidos de contenidos cristianos. Difícilmente se puede comprender nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura sin un conocimiento notable de la religión católica. Forma parte de nuestra identidad.
¿Qué ofrece nuestra sociedad a los adolescentes y los jóvenes? ¿Sobre qué valores serios y auténticos se forja su formación? La clase de religión y de moral católicas son buenos medios para ofrecer conocimientos y valores espirituales que son indispensables para conseguir una auténtica y rica educación integral de la persona. Esta clase contribuye a una formación humanista que la escuela ha de ofrecer y promover.
Los padres que no desean ninguna formación religiosa para sus hijos e hijas, o la escuela que no la facilita, se pueden preguntar si la atracción de los jóvenes hacia las sectas y los fundamentalismos es una consecuencia de no haberles permitido vivir una experiencia religiosa seria.
La clase de Religión es primordial para la enseñanza, porque la educación que ofrece la escuela tiene que ser integral y, por lo tanto, tiene que tener presente la dimensión religiosa y trascendente de la persona. Hoy se hace indispensable una cultura de valores. Un humanismo cerrado, impenetrable a Dios y a los valores del Espíritu, podría parecer un triunfo. El hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero finalmente sin Dios lo que hará será organizarse contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano.
Los jóvenes aspiran a encontrar valores sólidos y permanentes que puedan dar significado y finalidad a su vida. Buscan un terreno sólido, un punto elevado donde arraigar. El seguimiento de la asignatura de Religión Católica en la escuela ayuda a encontrar estos valores que dan sentido a nuestra vida, satisfacen nuestro deseo innato de trascendencia y nos enriquecen.
¿La atracción de los jóvenes a sectas y fundamentalismos existiría de haber tenido una experiencia religiosa?