La Vanguardia

Ni siquiera un sparring

- Joan Golobart Variación táctica.

El Celta era la última referencia antes del PSG. Una referencia que habrá alimentado la esperanza culé por la superiorid­ad de los locales. Sin embargo, la realidad es que no sirvió ni mucho menos como sparring.

Superiores a través del tridente. El Barcelona arrolló a un Celta que estuvo muy lejos de saberle jugar a los azulgrana. Los gallegos dieron una muy pobre impresión. Estuvieron muy flojos en las transicion­es ofensivas y permitiero­n acomodarse a los jugadores azulgrana. Y todavía más pobres en el orden sobre el campo. Segurament­e este fue el motivo de su incapacida­d para competir. Sólo un jugador mostró la concentrac­ión y tensión necesaria para plantar cara. Fue Sergi Gómez en una gran actuación. Y por eso, el Barcelona compitió con excelencia, espoleado por un intenso Neymar. Creativo y mágico en ataque y comprometi­do y solidario en defensa. Más pendiente que nunca de jugar y participar, huyendo de los duelos verbales con los rivales que le derribaban. Y junto a él, el Messi extraordin­ario y un Luis Suárez que rasgaba la defensa gallega. Pero que la gente no se engañe, fue el tridente el que hizo crecer al equipo y no a la inversa, y ese es el elemento que impide pensar en que la remontada sea posible.

Ya alabamos la semana pasada la ocurrencia de Luis Enrique de situar en el medio campo a Sergi Roberto en la fase ofensiva para fortalecer esa línea y permitir que Piqué gobierne el inicio del juego desde el medio campo. Ayer esa disposició­n, sumada a la incapacida­d para generar jugadas ofensivas de los jugadores del Celta, fue clave para el resurgir de Busquets. Que de nuevo fue el jugador recuperado­r que inicia la segunda jugada ofensiva. Pero esa suma de factores difícilmen­te se dará en el partido de Champions. No sé si Luis Enrique se atreverá a situar en fase ofensiva a Sergi Roberto por dentro en el centro del campo. Porque si es así, les aseguro que las jugadas que preparará Unai Emery ante la recuperaci­ón de balón para proyectars­e por la banda derecha azulgrana serán de libro. Y desde luego, uno de los elementos con que debe jugar el Barcelona para la remontada es hacer aparecer algún elemento sorpresivo, y lo escrito ya no es sorpresa.

Qué tipo tan listo. Qué listo es Luis Suárez. El partido de ayer era muy importante para seguir luchando por la Liga. Y mientras el partido estuvo sin definir, el uruguayo se zafó con intensidad. Pero cuando el Celta mostró que renunciaba a puntuar por su lamentable juego, pasó a ser casi un espectador más. Creo que es una grandísima noticia: es una forma de autorrotac­ión para llegar en la mejor condición física al encuentro decisivo. Y muestra algo también importante: que por muchos goles que marque –porque ayer se pudo poner las botas si se hubiera desgastado–, Luis Suárez, antes de ser un goleador, ambiciona ser un ganador. Cosa que no hizo Piqué.

El Celta, la última referencia antes del PSG, habrá alimentado la fe culé; pero estuvo muy pobre

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CÉSAR RANGEL Gerard Piqué salió en reiteradas ocasiones al ataque
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