Más vale tarde
El partido redondo, tan reclamado esta temporada, llegó en el mes de marzo, seguramente tarde para sobrevivir en la Champions pero a tiempo para hacer verosímil el que sería tercer doblete consecutivo de Luis Enrique, proeza nunca vista en la historia del FC Barcelona. El 3-4-3 ha metamorfoseado al equipo, agrupándolo alrededor del balón, activando un misterioso interruptor que ha convertido el desorden en orden, la abulia en hiperactividad y la indecisión (tanto colectiva como individual) en seguridad. Es probable que el adiós anticipado de Luis Enrique haya contribuido también en esta esperadísima transformación, tan celebrada como exasperante para quienes se pregunten con toneladas de sentido común por qué caray no emplearon una pequeña ración de esa intensidad y equilibrio en la infausta noche parisina.
La recuperación afecta prácticamente a todos los jugadores, pero quizás la más significativa sea la que mejora a los centrocampistas, la clave de todo en realidad. Detrás siempre hubo solvencia con Piqué al mando y por delante está tridente, al que sólo le faltaba correr sin balón de una puñetera vez, pero fallaba estrepitosamente el pegamento para encolarlo todo. Y ahí Rakitic parece haber recuperado la memoria del futbolista que fue, Sergi Roberto ha liberado su mente alejado del lateral y Busquets florece protegido por los flancos.
Los dos últimos resultados (ambos clasificarían el miércoles) han reanimado a la afición. Es en sí mismo un éxito que el primer equipo lo haya logrado.
He aquí una probable alineación para competir contra el PSG: Ter Stegen; Mascherano, Piqué, Umtiti; Busquets, Sergi Roberto, Rakitic, Iniesta; Messi, Suárez y Neymar.