ANIVERSARIO EN CAN ROCA
El Palau Robert recorre los 30 años de El Celler
Estima el teu ofici, la teva vocació, la teva estrella [...] Las palabras de Joan Maragall acogen a los visitantes que enfilan hacia la sala 3 del Palau Robert para adentrarse en un mundo lleno de metáforas. Un viaje que recorre la evolución de El Celler de Can Roca y de sus pals de paller: Joan, Josep y Jordi. Taialà, 1986. Empieza la aventura. Joan y Josep inician el trayecto y el año 2000 se les añade Jordi, el pequeño. Han pasado 30 años, y este camino ha permitido a los hermanos Roca acariciar la Luna en numerosas ocasiones, sin dejar de tocar con los pies en el suelo. Es el mensaje que engloba la exposición El Celler de Can Roca, de la Tierra a la Luna, en el Palau Robert hasta el 23 de abril. Una gran metáfora de lo que han logrado los gerundenses sin moverse del barrio que les ha visto (y todavía les ve) crecer. Toni Massanès (director de la Fundació Alícia) es el comisario de esta muestra, de producción propia, que recoge tres décadas de esencia, creatividad y éxito. Él ha sido el encargado de construir un relato que abre las puertas del restaurante a Catalunya y al mundo. Fueron 18 meses intensos de trabajo, pero una gran oportunidad para conocer cómo son y cómo trabajan los tres hermanos. Tocaba hacer los Roca, recuerdan Ignasi Genovès (director general de Difusión del departamento de la Presidencia de la Generalitat) y David Ortiz (responsable de Proyectos de la dirección general de Difusión). Destacan que los protagonistas quisieron involucrarse en todo el proceso porque era la forma de obsequiar a la gente sin que tuvieran que hacer lista de espera, la manera de celebrar los 30 años en el centro de Barcelona y en abierto. No es casualidad que Jules Verne esté presente en esta celebración con su De la Tierra a la Luna, que hace 150 años imaginaba un viaje en aquel momento inalcanzable. Un viaje al imposible que han completado los Roca llegando hasta lo más alto (mejor restaurante del mundo en dos ocasiones). Un sueño hecho realidad que es el resultado de una afinada sinfonía a tres bandas. Así lo presenta el calidoscopio que exhibe, literalmente, el espíritu de El Celler de Can Roca. Música, juegos de espejos, recreaciones de platos y hasta una ars combinatoria (en homenaje a Ramon Llull) que despliega 16 líneas creativas y las combinaciones que rigen su universo. Un cosmos que se reproduce con todo tipo de detalle a lo largo de las salas fruto del cuidadoso trabajo del equipo de diseño, encabezado por Dani Rubio y Mario Eskenazi a nivel gráfico y por los arquitectos Ernest Ferré y Mamen Domingo, padres del espacio expositivo. La memoria, la tradición y el academicismo son las tres brancas que despuntan del árbol de los Roca: la importancia de las raíces, la inspiración surgida de la tierra y la formación teórica son pilares fundamentales para los tres hermanos. Unas bases que se complementan con las líneas creativas que provienen tanto de la motivación interna (poesía, atrevimiento, sentido del humor ) como de la inspiración externa (producto, cromatismo, innovación ) y que se desarrollan una a una a medida que avanza el recorrido. Hasta con la posibilidad de entrar en el día a día de las tecnologías más innovadoras, que nos ofrecen una experiencia total e íntima accediendo dentro de la cocina, la bodega y el laboratorio de La Masia (I+R) de la mano de Joan, Josep y Jordi. Una cita 360º ineludible tanto para los amantes de la cocina como para aquellos que tengan ganas de dejarse seducir por un mundo que desprende magia en cada rincón.
El Celler de Can Roca, de la Tierra a la Luna Palau Robert (Passeig de Gràcia, 107) Hasta el 23 de abril