El mal viene de Oriente
Alonso estalla contra el socio nipón y asegura que no se irá de la F-1 sin ganar
A medida que se acerca el comienzo de la temporada se hace más evidente que, salvo milagro de última hora, el McLaren de Fernando Alonso no estará preparado para competir con los otros bólidos, un nuevo fiasco que ha provocado el habitual enfado del piloto asturiano, que apunta a la fabricante de los motores, Honda, como responsable de la situación.
Después de cerrar otra jornada de tests de pretemporada rozando el ridículo, 12.º crono de 14 pilotos, a casi 4 segundos del Mercedes de Valtteri Bottas, sin poder exprimir todo el potencial del MCL32 por miedo a que se rompa, sin levantar cabeza, Fernando Alonso descargó su frustración contra Honda, el culpable de los males de su coche: un motor enclenque. Por tercer año, el suministrado de motores de la escudería de Woking no está a la altura, según Alonso. “En el equipo estamos todos listos para ganar menos Honda. El motor no tiene potencia ni fiabilidad. Estamos a 30 o 40 km/h en la rectas (de los coches punteros)”, se quejó amargamente el piloto asturiano.
Sin perder los estribos, sin torcer el gesto, las palabras secas, serias, contundentes, de Alonso cayeron como losas en la tienda de campaña de McLaren. En Honda deben estar retorciéndose de vergüenza por el rapapolvo público del asturiano ante los micrófonos de todo el mundo. Nunca se le había visto ni oído tan expeditivo con el suministrador japonés, del que siempre loaba su dedicación y su mítica sociedad con McLaren. Pero caen las hojas del calendario, se agotan las jornadas de pruebas –ya sólo quedan dos– y Alonso ve con angustia que llegará a Australia (el 26 de marzo) y su coche no estará a punto.
“Solo tenemos un problema: el motor. Es frustrante porque las reglas cambiaron y te llenas de esperanzas”, resumía su frustración. Por ello, se marca dos objetivos prioritarios: “El primero es llegar a Australia en las mejores condiciones, lo que no hemos logrado en seis jornadas de tests, así que nos quedan dos días para probar cosas fundamentales en el coche, y empezar a desbloquear el potencial del motor, si es que está ahí dentro, y llegar a Australia en condiciones de fiabilidad media-alta, para que podamos acabar la carrera sin problemas”. Es decir: salvar los muebles en la puesta de largo. No hacer el ridículo ante el mundo.
Y en segundo lugar, “ser competitivos”, anhela el asturiano. Es decir, “que podamos estar en situación de podio, de estar entre los cinco primeros, de ganar carreras, de todo lo que soñábamos, y para eso hacen falta grandes decisiones”, dejó caer con gesto serio y enigmático. ¿Qué tipo de decisiones?, se le preguntó con instinto, lo que no ocurre en las entrevistas amigas de sus redes sociales. “Espero una reacción increíblemente fuerte e inmediata del equipo. Va a depender más de las grandes decisiones que haya que tomar al más alto nivel”. Mensaje codificado para los jefes de McLaren-Honda.
¿Y si no? ¿Y si no hay reacción? ¿Y si el equipo no puede hacer milagros y sigue hundido en la miseria? No hubo amenaza de Alonso. Pero se puede entrever. La consiguiente pregunta sería: ¿Retiro o cambio de aires? Porque Alonso, 35 años, acaba contrato con McLaren este curso...
La primera opción no parece planteársela, viendo la respuesta que dio a un periodista alemán cuando le preguntaba si la frustración por no ganar podría acelerar su adiós. Un futuro del que se niega a hablar, y del que ayer dio alguna pista. “Tengo confianza en que este año seremos competitivos, no sé en qué punto del año, pero seremos competitivos. Quiero estar en el podio, quiero ganar carreras. Si las cosas van en la dirección equivocada, atacaré el año que viene. Esto me da más motivación, para continuar, para ganar. No me iré de F-1 con mal sabor de boca. No dejaré de correr sin volver a tener la buena sensación, y sin obtener el resultado que creo que merezco”, zanjó el asturiano.
McLaren sigue acumulando retraso; Alonso sólo rodó 46 vueltas y firmó el penúltimo crono, a 3,7s del Mercedes