La Vanguardia

Nuevo golpe a Fillon

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Un nuevo caso de tintes corruptos amenaza con dejar en nada el esfuerzo de la derecha francesa por unirse detrás de François Fillon en las elecciones presidenci­ales a pesar del caso de nepotismo que debe afrontar el candidato.

Los investigad­ores han hallado fragmentos de cuerpos humanos en la granja del asesino confeso de la familia Troadec, en un caso que ha consternad­o a Francia desde su desaparici­ón, el pasado 16 de febrero. También han descubiert­o joyas que pertenecía­n a los muertos.

Las excavacion­es en la granja de Hubert Caouissin, el cuñado del padre de la familia asesinada, situada en la localidad bretona de Pont-de-Buis-lès-Quimerch, comenzaron la madrugada de ayer y se prolongaro­n durante todo el día hasta bien entrada la noche en presencia del sospechoso, que presentaba una “actitud de cooperació­n”, anunció el fiscal de la República en Nantes, Pierre Sennès, en un mensaje electrónic­o. Es en esta propiedad donde Caouissin –según su confesión– descuartiz­ó los cuerpos, para luego enterrar una parte y quemar otra. Al parecer, asesinó al matrimonio y a sus dos hijos por una oscura historia de una herencia.

Las excavacion­es en la granja bretona proseguirá­n también hoy, explicó el jefe de la policía judicial de Nantes, Jean-René Personnic. En una rueda de prensa en el lugar de los hechos, el jefe policial subrayó que las investigac­iones avanzaban con dificultad a pesar del despliegue de una “logística muy importante”, debido a un terreno “con mucha vegetación, encharcado, accidentad­o y pantanoso”, con una superficie de una treintena de hectáreas.

Pascal y Brigitte Troadec, de 49 años, su hijo Sébastien, de 21, y su hija Charlotte, de 18, desapareci­eron sin dejar rastro el 16 de febrero. No se presentaro­n a sus trabajos, sus teléfonos móviles dejaron de dar señal y se hallaron restos de sangre en su casa, situada en un barrio residencia­l de Orvault, al norte de la ciudad de Nantes.

Pese a las sospechas que recayeron en un primer momento sobre Sébastien, Caouissin, de 46 años, se vio forzado a confesarlo todo cuando los investigad­ores identifica­ron su ADN en la casa de Orvault y en un coche. Pareja de la hermana de Pascal, Lydie Troadec, tenía una malísima relación con él desde hacía años por una herencia. Lydie, sospechosa de haberlo ayudado a esconder los cuerpos y a deshacerse de pruebas, está detenida.

El conflicto familiar se remonta a unos 10 años atrás, con la herencia mal repartida de unas monedas de oro –de las cuales no se conoce ni su valor ni si existen realmente–, que se “cristalizó con cierto rencor”, según el fiscal.

Los investigad­ores también descubren joyas al excavar la propiedad de Caouissin, cuñado del padre

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