Cisma sobre el futuro europeo
Los planes del club de Versalles para Europa agravan la brecha con el Este
La idea de una Unión Europea a varias velocidades es cualquier cosa menos nueva, pero que los grandes países (Alemania, Francia, Italia y España) la rescaten con un nuevo aunque aún desconocido significado en un contexto tan delicado como el actual, como solución al reto que supone la salida del Reino Unido, ha sembrado la discordia en el club a pocos días de celebrar el 60.º aniversario de la firma de su tratado fundacional.
Los países del Este y Centroeuropa llegan a la cumbre de hoy y mañana en Bruselas con el objetivo de abortar cuanto antes esa iniciativa, que temen que sirva no para salvar el proyecto europeo sino para dejarlos atrás. “La idea de la Europa a varias velocidades no debe verse como un objetivo, sino como una advertencia para todos”, afirman fuentes del Consejo Europeo, reflejando el temor extendido a que la iniciativa, patrocinada por Alemania, lleve a la desintegración de la Unión.
Los debates de Bruselas servirán para redactar la declaración de Roma que la UE –sin Londres, que ha declinado participar en los fastos– lanzará el próximo 25 de marzo. “Es necesaria una Europa a múltiples velocidades; si no, estamos bloqueados”, defendió este lunes la canciller alemana, Angela Merkel, en la cumbre de Versalles. “Debemos tener la valentía de admitir que unos países pueden avanzar un poco más rápido que otros”, añadió junto al anfitrión del encuentro, el presidente francés, François Hollande; el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, el más reacio de los cuatro a este enfoque.
También los países pequeños, en especial los nórdicos, recelan de esa nueva Europa post-Brexit. “No creo que a ningún Estado miembro le interese llegar a una situación en que la locomotora del tren se aleja tanto de los vagones de atrás que se pierde el contacto”, resumen fuentes diplomáticas. Las palabras de Merkel apuntan a una Europa más intergubernamental, con menos Bruselas y menos instituciones de por medio, sin nuevos tratados, en la que Berlín asumirá un mayor papel. “Ahora mismo Alemania está menos inquieta por la negociación del Brexit que por tomar los mandos de la UE. Lo que vamos a ver en los próximos años va a ser a Alemania ocupando los principales puestos de responsabilidad. El continente, al final, es la Gran Alemania”, afirman fuentes europeas. La pieza que falta en el puzle es el acuerdo entre los futuros gobiernos de Alemania y Francia sobre cómo proceder.
Los lamentos del Este sobre las pretensiones del club de Versalles llegan en un momento de desencanto sobre la creciente brecha que separa a los antiguos Quince de los países que se sumaron al club después del 2004. A la preocupación por la debilidad de las instituciones y los partidos políticos en Bulgaria y Rumanía se suman los sucesivos desencuentros en temas clave como la inmigración o el cambio climático, en particular con los gobiernos de Polonia y Hungría.
La cumbre de hoy empezará con una disputa ilustrativa de las tensiones reinantes: la bronca que el Gobierno polaco ha montado con
TEMOR A LA DESINTEGRACIÓN “La Europa a varias velocidades, un aviso para todos”, dicen fuentes europeas BRONCA CON POLONIA Varsovia trata de boicotear la reelección de Tusk como jefe del Consejo
motivo de la reelección de su compatriota Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo. La mayoría de los 28 líderes europeos apoya darle un nuevo mandato de dos años y medio, pero se da lo que fuentes diplomáticas preocupadas por las repercusiones del pulso llaman una “situación peculiar”: Varsovia se opone. En una carta a sus colegas europeos publicada ayer, la primera ministra polaca, Beata Szydlo, argumenta su rechazo acusando a Tusk de deslealtad y de haber “sobrepasado sus poderes europeos” para intervenir en cuestiones nacionales internas y respaldar iniciativas perjudiciales para su país de origen.
Polonia no se ha contentado con expresar su disconformidad con el nombramiento –que no precisa unanimidad, sino que ha presentado unilateralmente otro candidato (el eurodiputado Jacek SaryuszWolski) al que pretendía llevar a la cumbre de hoy. Malta, actual presidencia rotatoria de la UE, se lo ha impedido y todo está dispuesto para aprobar hoy la reelección de Tusk por mayoría a pesar de la peculiar situación de que semejante distinción (es el mayor puesto de responsabilidad al que ha llegado un representante del Este) no goce del apoyo de su país de origen.
La única duda es si Polonia logrará que algún otro país vote también contra Tusk, si finalmente se abstendrá o si se ausentará discretamente de la sala cuando llegue el momento de tomar la decisión, una opción que pierde posibilidades vista la beligerancia exhibida en las últimas horas por Szydlo y Jaroslaw Kakcynski, presidente del partido gubernamental PiS.