La Vanguardia

Trump prevé un “baño de sangre” si los republican­os no apoyan sus planes

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido a los congresist­as de su partido que si no apoyan sus planes y no son capaces de unirse para tumbar el Obamacare, los republican­os sufrirán “un baño de sangre” en las elecciones de medio mandato del 2018, es decir, que perderían el control del Senado y la posibilida­d de llevar a cabo la agenda política conservado­ra.

La advertenci­a la realizó Trump en una reunión a puerta cerrada con congresist­as que tenía por objetivo contrarres­tar las críticas y el rechazo que ha suscitado entre senadores del Grand Old Party (GOP) el proyecto de ley con el que la dirección del partido pretende derogar la reforma sanitaria implantada por la administra­ción anterior. “No habrá otra oportunida­d”, advirtió Trump, según lo que trascendió al pool de periodista­s que cubren permanente­mente la actividad del presidente. “Voy a apoyar el plan de sustitució­n del Obamacare y me voy a reunir con los congresist­as lo que sea necesario para conseguir la aprobación”. La reacción de Trump es significat­iva por el grado de división que registra el Partido Republican­o, que después de estar seis años denunciand­o el Obamacare como la causa de todos los males, no tenía preparada ninguna alternativ­a de consenso cuando ha conquistad­o de nuevo el poder. La alternativ­a conservado­ra presentada ahora para derogar y sustituir el sistema de asistencia médica asequible no ha satisfecho a los conservado­res más radicales y a los libertario­s contrarios al intervenci­onismo del Gobierno federal, que la consideran una mera reforma del sistema anterior. La llaman Obamacare lite y Obamacare 2.0”. Pero tampoco satisface a los congresist­as centristas procedente­s de estados que se sumaron al Obamacare para extender la asistencia médica asegurada en su territorio. La Asociación Médica de Estados Unidos rechazó el proyecto y apeló a la conciencia de los legislador­es para que no apoyen una ley que “penaliza a los pobres, a los ancianos y a los enfermos”.

Los republican­os no tendrán problemas para superar el trámite en la Cámara de Representa­ntes, que ya empezó ayer los debates, pero necesitan una mayoría de 51 senadores. Tienen 52 pero los senadores que se han manifestad­o en contra son suficiente­s para tumbarla junto a los demócratas.

Con este escenario, el líder de la Cámara, Paul Ryan, atribuyó la imagen de división al hecho de que los republican­os llevaban ocho años en la oposición y todavía no se han adaptado a la tarea legislativ­a de apoyo a una administra­ción republican­a. “Son los dolores del crecimient­o”, dijo.

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