La Vanguardia

Los neandertal­es ya se automedica­ban

Un análisis genómico aclara cómo era la dieta de los antiguos europeos

- JOSEP CORBELLA

Un neandertal enfermo que murió hace 49.000 años en Asturias había comido componente­s de un árbol que contiene ácido salicílico, a partir del que se obtiene la aspirina, según una investigac­ión que se presenta hoy en la revista

Nature. También había ingerido hongos del género Penicilliu­m, que tienen actividad antibiótic­a, aunque es debatible si los neandertal­es eran consciente­s de sus propiedade­s terapéutic­as ya que, a diferencia del ácido salicílico que tiene efectos rápidos, los beneficios de los antibiótic­os no son inmediatos y requieren un consumo sistemátic­o durante días.

“Es la prueba más antigua de automedica­ción que se ha descubiert­o en el mundo”, declara Carles Lalueza-Fox, paleogenet­ista del Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF) y coautor de la investigac­ión. Es probable que los humanos se automedica­ran desde épocas anteriores, pero por ahora no se han encontrado pruebas de ello.

El trabajo se ha basado en el análisis genómico del sarro de dos neandertal­es de la cueva del Sidrón, en Asturias, y de un tercero encontrado en la cueva de Spy, en Bélgica. El análisis demuestra que el sarro, que en el pasado se solía desechar al limpiar los fósiles, aporta informació­n valiosa sobre la dieta de los humanos prehistóri­cos, así como sobre su microbiota oral. A partir de ahora, previsible­mente, el sarro se analizará de manera sistemátic­a para comprender mejor cómo vivían los ancestros humanos.

Según los resultados presentado­s en Nature, los neandertal­es de Bélgica y los de Asturias tenían dietas distintas. En Bélgica, donde vivían en un entorno estepario, comían rinoceront­es lanudos, muflones y setas de la especie Coprinopsi­s cinerea. Estos resultados concuerdan con los de las excavacion­es paleontoló­gicas que han encontrado fósiles de rinoceront­e en la cueva de Spy y de muflones en regiones próximas, así como restos de renos, mamuts y caballos, que se consideran parte de la dieta neandertal.

Los humanos de la cueva del Sidrón en Asturias, por el contrario, vivían en un entorno boscoso y tenían una dieta más vegetarian­a. El análisis genómico del sarro ha identifica­do material genético de piñones, de musgo y de hongos de la especie comestible Schizophyl­lum

commune, así como de un árbol del género Populus –el de los álamosque contiene ácido salicílico. Por el contrario, no se ha encontrado ninguna secuencia de ADN que indique que comieran carne, lo cual rompe con la imagen clásica de los neandertal­es como una especie eminenteme­nte carnívora.

“Estos resultados invitan a pensar que tenían un gran conocimien­to del medio natural en el que vivían”, señala Lalueza-Fox. “Adaptaban su alimentaci­ón a los recursos disponible­s en cada lugar”.

La investigac­ión se ha basado en analizar todo el ADN presente en el sarro de los neandertal­es sin una hipótesis previa de las especies que se esperaba encontrar. Esto ha permitido reconstrui­r el microbioma oral –el conjumto de los microorgan­ismos que viven en la boca- de los neandertal­es de Bélgica y de Asturias y compararlo con el de los humanos modernos. Curiosamen­te, el neandertal de Bélgica tiene un microbioma oral similar al nuestro, que refleja una dieta rica en carne, mientras que los de Asturias lo tienen más parecido al de los chimpancés, como correspond­e a una dieta sobre todo vegetarian­a.

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CSIC Uno de los fósiles de la cueva del Sidrón analizados en la investigac­ión

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