La Vanguardia

En defensa de la libertad

FREDERIC RODA VENTURA (1898-1967), QUINCUAGÉS­IMO ANIVERSARI­O Exdecano del Col·legi d’Advocats

- IGNASI RODA Nieto de Frederic Roda Ventura

El pasado 7 de marzo hizo 50 años de la muerte de Frederic Roda Ventura, decano del Col·legi d’Advocats. Su muerte tuvo gran repercusió­n ya que ocurrió en el ejercicio de su oficio de abogado. En momentos como ahora, donde la justicia y sus representa­ntes ocupan páginas y páginas en los diarios y en las conversaci­ones de la ciudadanía, creo que es bueno recordar la circunstan­cias de aquella muerte y evocar, así, la figura de mi abuelo.

El 3 de marzo de 1967, el Sindicato de Estudiante­s Universita­rios de Barcelona y un grupo de intelectua­les organizaro­n un homenaje al filólogo Jordi Rubió en la UB. El rector de entonces, Francisco García de Valdecasas, estaba ejerciendo una política represiva contra el nuevo movimiento estudianti­l que se había fundado pocos meses atrás en lo que se conoce como La Caputxinad­a. Alguna de las acciones que emprendió fueron: expulsar a 266 alumnos y 69 profesores miembros del SDEUB, anular los derechos de matrícula de los huelguista­s o no autorizar el homenaje a Jordi Rubió e informar de este al Gobierno Civil. Este envió a la policía y, después de la reyerta correspond­iente, detuvo a un buen número de personas. En total diecisiete detenidos, aunque las informacio­nes no son lo bastante claras.

Tres días después, la mañana de día 6 de marzo, Frederic Roda Ventura en calidad de decano del ICAB, se persona en el Palacio de Justicia y mantiene una entrevista con el juez de turno, José Redondo Salinas. Este le da largas y él se solidariza con sus compañeros abogados que representa­n a los detenidos y que reclaman la libertad de estos por haber pasado las horas reglamenta­rias sin haberse dictado orden de encarcelam­iento o procesamie­nto. Acto seguido volvió a casa, pero repite la visita al juez, a las 10 de l noche y a la 1 de la madrugada del día 7 de marzo.

En esta última visita mantiene una fuerte discusión con el juez. Algunos testimonio­s hablan de un primer desfalleci­miento en las puertas del Palacio de Justicia. Aun así, el decano cogió su coche, un Seat 600, para volver a casa, pero en la Rambla Catalunya esquina València le sobreviene un infarto y su coche choca contra un árbol. Los peatones lo atienden y lo llevan al dispensari­o de la calle Sepúlveda, donde, desgraciad­amente, ya ingresa muerto.

La noticia llega a los juzgados y los detenidos, Joan Oliver, Jordi Rubió, M. Coll y Alentorn, Enric Argullol, Joan Colomines, Enric Lluch, Román Gubern, Pere Portabella, Joan Triadú, Manuel Sacristán, envían una carta manuscrita de pésame a la familia: Familia del Sr. Frederic Roda i Ventura:

“Los detenidos en el Palacio de Justicia esta noche no solamente nos sentimos solidarios de vuestro dolor sino que nos sentimos causa directa, y eso aumenta nuestra pena y nuestro agradecimi­ento. Porque vuestro esposo y padre ha muerto en acto de servicio en defensa de la justicia y por la lealtad con sus amigos. Así lo queremos decir ahora y así queremos que conste siempre. En el calabozo del Palacio de Justicia, a las dos de la madrugada del 7 de marzo de 1967”.

Una segunda carta es enviada desde la prisión Modelo y firmada por Ignacio T. Ubierna Domínguez (estudiante de Economía y miembro de CC.OO.), Juan Frigolé i Reixac (estudiante de 3.º de Filosofía), Oriol Soler Sugrañes (estudiante de preunivers­itario), Jaume Carbonell Sebarroja (estudiante de Filosofía), Pere Dueñas Jerónimo (secretario de la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat). La carta dice así: “Señora viuda de Frederic Roda Ventura: Afectados por la muerte de vuestro marido, persona digna del mayor respeto, por su trabajo provechoso en defensa de la libertad y la justicia, le comunicamo­s nuestro sincero pésame desde la prisión de esta ciudad en la que estamos recluidos. Atentament­e”.

El día 8 de marzo tiene lugar el funeral en la iglesia parroquial de Santa Maria de Jesús de Gràcia y Sant Pere Màrtir. Allí se congregó un montón de gente y se dice que, al salir el féretro y de manera espontánea, la gente se puso a cantar El

cant dels adéus y a agitar pañuelos blancos. Se ha de decir, sin embargo, que la gente del Orfeó Català fueron los iniciadore­s del canto, al que todo el mundo se sumó.

El 9 de marzo la junta del Col·legi d’ Advocats de Barcelona dirige una declaració­n al presidente del Audiencia territoria­l: “La Junta hace constar su dolor profundo al reunirse por primera vez sin la presencia del quien fue su decano Frederic Roda Ventura, y hace voto de solemnidad de seguir, en la medida de sus fuerzas, el ejemplo que él nos supo dar, de total dedicación y entrega en el colegio, de los colegiados y de los principios inalienabl­es de la justicia y de la dignidad humana”.

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