Nike comercializa un velo deportivo para mujeres musulmanas
Nike suma un velo deportivo a la ropa de gran consumo para mujeres musulmanas
El impulso es ya definitivo. El hiyab, que se ha hecho hueco en el mundo de la moda, ha entrado en el camino más directo de la normalización: el deporte. Aunque hace un año exacto y coincidiendo también con el día internacional de la Mujer, la empresa danesa Hummels se avanzó con su camiseta con hiyab para la equipación de la selección femenina de fútbol de Afganistán, ha sido Nike la firma encargada de ofrecer el modelo más global.
Fue ayer mismo cuando la firma deportiva anunció el lanzamiento de su nuevo producto, el Nike Pro Hijab, fabricado con materiales ligeros, elásticos y transpirable (con microagujeros). Diseñado específicamente “para que no se enrede o moleste a las atletas”, explicaban los expertos de diseño de Nike, y disponible “en tres colores diferentes: negro, gris y obsidiana”.
En el desarrollo de este producto que, por fin, va a facilitar la total integración de las mujeres musulmanas en el mundo del deporte, ha participado la atleta Zahra Lari, que ayer exclamaba su alegría en las redes por lo que considera el mayor avance de su carrera en los últimos tiempos.
“No puedo creer que por fin esté aquí. Estoy superemocionada de anunciar el Nike Pro Hijab! Orgullosa de formar parte de este proyecto”, exponía en su cuenta de Instagram esta deportista de Arabia Saudí que participó en los 800 metros con un hijab en los Juegos Olímpicos de Londres. Con su osadía en el 2012, Zahra Lari, marcó un hito: se convirtió en la primera mujer que representaba a su país en una prueba olímpica. Su ejemplo lo siguió Ibtihaj Muhammad en la edición de Río 2016, que a su vez se convertía en la primera americana que competía usando un hiyab en unos Juegos para ganar, además, la medalla de bronce (en sable por equipos).
Ahora es el mundo del deporte. Pero el de la moda está acelerando su conexión con el hiyab desde que hace como mínimo tres temporadas DKNY, Oscar de la Renta y Tommy Hilfiger ya hicieron su incursión en la moda musulmana, pero fue sobre todo a partir de 2015 cuando se vio que la cosa iba en serio. Fue cuando el gigante Uniqlo colaboró en una colección con la popular diseñadora y bloge-
El hiyab, o velo, y las abayas, túnicas hasta el tobillo, son los básicos de la denominada ‘moda modesta’
ra de moda musulmana Hana Tajima. Un año después, a principios de 2016, Dolce & Gabbana lanzó su primera colección de hiyab y abayas para unirse a la creciente lista de grandes marcas que buscan ampliar su mercado con la moda musulmana. Si el hiyab es el velo, las abayas son las túnicas hasta los tobillos que conforman la denominada moda modesta (musulmana) con que Domenico Dolce y Stefano Gabbana probaron suerte en este terreno.
En esa primera colección de la firma de moda italiana no se vieron prendas ceñidas al cuerpo, sino largos vestidos negros y beige hechos de telas tipo georgette y charmeuse estampados de margaritas blancas y de lunares color limón o adornadas con encajes en
tonos blancos, negros y beige.
Otro de los grandes actores de la moda que aportaron lo suyo fue Mark & Spencer, firma que se atrevió con el primer burkini de masas. Pura novedad, con esa prenda –cuyo nombre resulta de la contracción de burka y bikini– ofrecían el primer traje de baño para mujeres musulmanas en el comercio a gran escala. Al ponerlo a la venta como cualquier otro bañador en su página web, a 62,95 euros, explotaba la polémica más vigorosa. Muchos se preguntaban si resultaba ético normalizar la venta de una prenda que, según muchas voces, discrimina a la mujer.
En Francia el lío tuvo repercusión incluso a escala gubernamental. Laurence Rossignol, ministra de Familia, Infancia y Derechos de las Mujeres del Gabinete Hollande, consideró la venta masiva de burkinis como una forma de sumisión a misóginos y conservadores religiosos.
Según su opinión, que las grandes marcas inviertan en el mercado textil islámico es una clara elusión de responsabilidades y promueve “que se encierre el cuerpo de las mujeres”. Por eso consideraba que “no se puede trivializar y considerar inofensivo el hecho de que grandes marcas inviertan en un mercado que pone a las mujeres musulmanas en una situación de tener que llevar eso”. A pesar de sus quejas, la explotación de este mercado aún virgen sigue adelante. El Nike Pro Hijab es la confirmación de que lo de llevar la
moda modesta al territorio de la moda no es una tendencia efímera. Es una moda que va a más y está dispuesta a quedarse.