El único acusado por el crimen de Montblanc niega que matara a Sara
Todos los indicios le señalan pero ninguna prueba es concluyente. Jaume Solsona fue la última persona a la que se vio con Sara Lozano la madrugada del sábado 25 de octubre del 2014. El cuerpo de la mujer, de 37 años, apareció el domingo semidesnudo y medio calcinado en un terreno que había sido propiedad de la familia Solsona y donde, según algunos testigos, Jaume Solsona, que entonces tenía 27 años, frecuentaba para beber y drogarse. Ayer, el único acusado por el crimen negó ante el juez ser el autor del asesinato, pero nadie puede corroborar su coartada: asegura que pasó aquella noche durmiendo en su coche.
El crimen causó gran conmoción en Montblanc, de donde eran la víctima y su presunto asesino, conocido en el pueblo, entre otras cosas, porque ocupó el segundo puesto de la lista del PP en las municipales. Tras su detención, el padre de Sara murió de un infarto. Ayer, medio centenar de amigos y familiares de la víctima se concentraron en la puerta de la Audiencia –donde se está celebrando el juicio con jurado popular– para gritarle “confiesa” y “justicia para Sara”. El acusado, en libertad bajo fianza (tras pasar un año y siete meses en prisión preventiva), negó ante el juez los hechos y recurrió a su adicción al alcohol y la cocaína y a sus problemas psíquicos.
Solsona, para quien el fiscal y la acusación piden 20 años de prisión, aseguró que se encontró
Jaume Solsona declara que dejó a la mujer en l’Espluga y que él durmió en su coche aquella noche
a Sara en Montblanc y la acompañó en su coche a l’Espluga de Francolí y que, tras tomarse “dos o tres cervezas”, al regresar, “ella dijo que quería bajarse”. Afirmó que la dejó en l’Espluga y él se fue a la ermita de Sant Josep, donde durmió toda la noche. Solsona negó que el preservativo hallado en el lugar del crimen, y cuyo envoltorio coincide con los que se reparten en los programas de drogodependencias como el que él seguía, fuera suyo.