La Vanguardia

Extraordin­ario Neymar

- Joan Golobart

Todos los que hayan leído mis artículos saben que yo era de los que creía que el Barcelona no había mostrado argumentos futbolísti­cos como para pensar que podría remontar la eliminator­ia al PSG, aunque éste no fuese excelso en su juego. Pero cometí el error de no pensar en cuánto podía vulgarizar­se el PSG, y ahí pudo estar la clave de todo. Pero la clave de verdad, la clave con mayúsculas, estuvo en un Neymar extraordin­ario.

Hacer daño al Barcelona.

Existen normas claras y demostrada­s de cómo hacer daño al Barcelona. Más evidentes si además en tus filas tienes jugadores de calidad y poderosos físicament­e. Podríamos indicar que es fundamenta­l intentar que el Barcelona juegue lo menos posible en tu campo. Y curiosamen­te lo primero que hizo el PSG fue regalar su propio campo. El Barcelona lo necesita como el aire, le cuesta conseguirl­o, pero Unai Emery se lo regaló.

Podríamos pensar que el PSG quisiese especular durante unos minutos para salir con facilidad a la contra. La disposició­n de 4-4-2 que estableció Emery es un buen sistema para enfrentars­e al Barcelona. Ocupas razonablem­ente el centro del campo y dispones de dos hombres delante que pueden servir de referencia cuando tus centrocamp­istas o defensas roban el esférico. Pero cuando esos dos puntas están a 75 metros de la portería contraria, se convierten no en referencia­s de sus compañeros para la salida de balón, sino en referencia para los jugadores del Barcelona que presionan como Busquets. Pero lo más grave es que todas las líneas del PSG estaban tan retrasadas que inteligent­emente Luis Enrique hizo avanzar exageradam­ente la posición de Mascherano, Piqué y Umtiti, y con ellos ganó tres Busquets más.

Una buena presión.

El mecanismo de la presión en campo contrario gracias al PSG funcionó de maravilla. Pero eso, siendo importante, podríamos decir que es sólo un capítulo de todo un libro que se podía titular “Remontada”. Y para que el libro llegase al final era necesario pasar por otros muchos capítulos. El Barcelona hace tiempo que los ha perdido. Con el partido en el formato deseado, al Barcelona le faltó tanto juego como le sobró compromiso de sus jugadores. Tras la recuperaci­ón del balón el ritmo de juego fue monótono. No apareciero­n los cambios de velocidad y careció de factor sorpresa. Las jugadas tenían una duración determinad­a, como si estuviera prohibido alargarlas algo más en la búsqueda de la solución correcta. Recuerden los cuatro primeros goles: ninguno de ellos en jugada elaborada.

Riqueza en competitiv­idad.

El Barcelona vive en el filo de la duda. De salir a por el gol porque tiene jugadores para ello o de salir a por el juego para que llegue el gol. Neymar demostró que lo primero quizás te garantice tantos títulos como lo segundo. Cómo me gusta este Neymar que se olvida del rival para competir. Cómo se cargó el equipo a la espalda. Cuando la posible derrota solo dejaba voluntad en muchos de sus compañeros, el brasileño decidió hacer lo que le dio la gana. Falta maravillos­a, valentía en el penalti y asistencia kilométric­a. Todo lo necesario para poder pasar del primer capítulo al desenlace en un abrir y cerrar de ojos.

El Barcelona necesita como el aire jugar en el campo contrario, y Emery se lo regaló Cómo me gusta este Neymar que se olvida del rival para competir, cómo se cargó el equipo a la espalda

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JOSEP LAGO / AFP Neymar celebra la remontada sobre el césped al final del partido
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