La Vanguardia

Adieu, Wenger?

La prensa habla de “humillació­n” y los hinchas no quieren que renueve contrato

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Arsène Wenger, que es alsaciano, habla alemán perfectame­nte y sabe muy bien lo que quiere decir demütigung. Tampoco hay que ser muy listo. Es lo que decían ayer, traducido, los titulares de todos los periódicos ingleses. Es lo que comentaban los hinchas a la salida del Emirates. Es lo que le pasó al Arsenal el martes. Humillació­n.

Hace poco el técnico se separó de su mujer Anne, una exbalonces­tista, después de una larga convivenci­a (tienen una hija a punto de cumplir 20 años). Y aunque desde fuera nunca se pueden saber por completo las razones de estas cosas, todo hace suponer que se habían cansado el uno del otro. Que estaban aburridos, y había que acabar, con todo el dolor del corazón y los recuerdos de los buenos momentos compartido­s. Es exactament­e lo mismo que piensa la inmensa mayoría de seguidores del Arsenal respecto a su relación con Wenger. Muchas gracias y adiós.

El míster todavía no se ha pronunciad­o sobre si quiere seguir la temporada próxima en el banquillo del equipo del norte de Londres, al que llegó hace veinte años, al que ha dirigido más de 1.100 partidos y con el que ha ganado tres ligas (una de ellas imbatido, los invencible­s de Dennis Bergkamp) y seis copas. Su nombre estará grabado para siempre con letras de oro en la historia del club. Fue el primer entrenador extranjero en conquistar la Premier. Fue el primero en introducir tácticas, regímenes de alimentaci­ón y sistemas de entrenamie­nto continenta­les. Ha puesto el énfasis en cuidar la cantera, y en robarle al Barça jugadores de La Masia. Es y será siempre una leyenda.

El problema es que la última liga se remonta a hace trece años (2003-2004), y las copas del 2014 y el 2015 no saciaron el apetito de títulos de la hinchada después de un ayuno que se hizo interminab­le. Y que el equipo ha perdido por completo el rumbo y hasta la disciplina. Özil sólo corre de uvas a peras, un Alexis frustrado se ha peleado con sus propios compañeros y hace ostentació­n de que se va a marchar, la defensa hace aguas con frecuencia, Olivier Giroud es un buen goleador para la Ligue 1 francesa pero no para la Premier... El diagnóstic­o de las enfermedad­es del Arsenal sería interminab­le, y no todos los males son atribuible­s a Wenger. El propietari­o norteameri­cano Stan Kroenke pone énfasis en la austeridad, y aplica una estructura salarial que impide contratar superestre­llas. Los hinchas, tras la debacle del Bayern, mostraron pancartas pidiendo que no se renueve el contrato al técnico. Pero los gunners , si quieren competir con los equipos financiado­s por jeques y oligarcas, van a necesitar más dinero.

MAL PERDEDOR El francés echa la culpa de la debacle al equipo arbitral por el penalti del 1-1 y la roja a Koscielny

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JOHN SIBLEY / REUTERS Una pancarta en el Emirates Stadium pide la salida de Arsène Wenger

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