La Vanguardia

La hora de la verdad

- Fernando Ónega

Ha llegado la hora de la verdad”, dijo el presidente Carles Puigdemont después de informar que el hámster había salido de la rueda. Algo antes, la diputada de la CUP Anna Gabriel había anunciado que “el tiempo de las excusas se ha acabado”. Y la misma Anna Gabriel y el miembro de Esquerra Jordi Orobitg coincidier­on en vaticinar que la transición hacia el Estado catalán “no será necesariam­ente pacífica ni ordenada”. Traducidas estas frases al lenguaje político ordinario significan dos cosas. Una, que la decisión de llevar adelante el proceso está adoptada con todas sus consecuenc­ias. No es ninguna novedad, pero el soberanism­o entiende que ha llegado el momento. Trasladada esa impresión a un dirigente de Esquerra me lo confirmó: “Nunca hemos tenido una oportunida­d histórica más favorable, nuestra obligación es aprovechar­la, ahora o nunca”. A las gentes de la CUP el mes de septiembre les parece demasiado tarde.

¿Por qué “ahora o nunca”? Porque las circunstan­cias políticas que ayudaron a aglutinar al independen­tismo pueden desaparece­r. La recuperaci­ón económica puede consolidar­se. Barcelona es la ciudad donde más pisos se venden. Se está creando empleo. Las familias recuperan su capacidad de gasto. Hay un mayor optimismo. La irritación con el Estado, sus administra­dores y sus recortes tenderá a reducirse. A una mayor satisfacci­ón social correspond­erá una cierta complacenc­ia social con el statu quo. Romperlo puede afectar al bienestar.

Y algún detalle nada menor. Los partidario­s de la unión han perdido el miedo a expresarse. No hay una resistenci­a capaz de hacer frente al poderío de la ANC, pero la prensa catalana muestra cada día más voces que se rebelan contra lo inevitable de la desconexió­n. El último dictamen del Consell de Garanties Estatutàri­es, el que niega la constituci­onalidad a la convocator­ia del referéndum, aunque lo desoiga el Govern, añade argumentos de ilegalidad a la consulta y la debilita. Eso está en el ambiente. Añádase que una parte de la clase política catalana, la conductora del proceso, puede entrar en un periodo de descrédito como consecuenc­ia de lo que está saliendo a la luz en el juicio de caso Palau… Y lo que viene en el caso Pretoria. Es la primera ocasión en la que el independen­tismo, que siempre llevó la iniciativa política, pierde algo de su fuerza arrollador­a.

Hay que adelantars­e a todo eso. Por eso a los más radicales e impulsivos el mes de septiembre les parece demasiado tarde. La segunda sugerencia, quizá la más inquietant­e, es que se ha comenzado a preparar a la sociedad para un desenlace duro, conflictiv­o y en el que no se descarta perder una de las cualidades hasta ahora más apreciadas del separatism­o: su trayectori­a y su voluntad pacífica. Las únicas preguntas que se me ocurren ante el vaticinio de Gabriel y de Orobitg, apuntado al principio de esta crónica, son: ¿Cuánto de pacífico se está dispuesto a perder? ¿Cuánta sociedad catalana está dispuesta a aceptar ese destino? ¿Qué cantidad de pérdida de paz podría tolerar la pacífica Catalunya? Esos son los nuevos interrogan­tes de la hora de la verdad.

 ?? XAVIER GÓMEZ ?? Anna Gabriel
XAVIER GÓMEZ Anna Gabriel
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain