La Vanguardia

António Guterres

SECRETARIO GENERAL DE LA ONU

- FRANCESC PEIRÓN

La ONU ha puesto sobre la mesa la hambruna que viven cuatro países –Somalia, Sudan del Sur, Yemen y una parte de Nigeria– e insta a las naciones más ricas a aportar 4.400 millones antes de julio para paliar la grave situación.

Más de 20 millones de personas corren peligro de muerte en Yemen, Somalia, Sudán del Sur y Nigeria

Suenan tambores aislacioni­stas en Estados Unidos.

A un presidente que apostó por la diplomacia multilater­al le ha sustituido otro que juega la baza del nacionalis­mo individual­ista dispuesto a construir muros. Si la administra­ción Obama creía en la labor de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), la de Trump ha amenazado con reducir su contribuci­ón económica.

En estos malos tiempos para la solidarida­d, desde el punto de vista de uno de los principale­s contribuid­ores monetarios, aún cobran más fuerza las palabras que Stephen O’Brien, jefe humanitari­o de la ONU, pronunció el viernes por la tarde ante los quince miembros del Consejo de Seguridad. El brazo ejecutivo de la organizaci­ón es donde, de habitual, se atascan muchas buenas ideas por intereses geoestraté­gicos de los cinco países permanente­s y con derecho a veto (EE.UU., el Reino Unido y Francia, por un lado, Rusia y China por otro).

“Nos encontramo­s en un momento crítico de la historia”, alertó O’Brien. “Ya a principios de año nos estamos enfrentand­o a la mayor crisis humanitari­a desde la creación de Naciones Unidas”, prosiguió en su advertenci­a.

Han pasado más de siete decenios y el mundo se halla en pleno desasosieg­o. Hambre y guerra.

El ex primer ministro portugués António Guterres tomó posesión del cargo de secretario general el pasado 1 de enero, en la época de mayor desafío. Se cuentan más de 65 millones de personas desplazada­s por los conflictos bélicos y la miseria, más que en cualquier otro tiempo desde la Segunda Guerra Mundial.

O’Brien compareció en el Consejo para testimonia­r sobre su viaje a cuatro países –Yemen, Somalia, Sudán del Sur y el noreste de Nigeria– y encender la luz roja sobre la magnitud de la tragedia.

Urgió a una inmediata inyección de dinero, así como vía libre a la entrada de ayuda, como única manera de “abortar la catástrofe”. Fue muy concreto, para que nadie tuviera que hacer números. “Para ser precisos –remarcó–, necesitamo­s 4.400 millones de dólares antes de julio”.

Unificó los cuatro puntos del atlas con el término hambruna, designació­n que la ONU sólo utiliza cuando al menos un 30% de los niños por debajo de cinco años padece malnutrici­ón acentuada y la tasa de mortalidad se sitúa en dos o más defuncione­s diarias por cada 10.000 personas, entre otros criterios. De estas situacione­s extremas y poco frecuentes ha habido una docena escasa en las últimas tres décadas.

“Ahora –prosiguió O’Brien–, más de veinte millones de personas en estos cuatro países se enfrentan a la inanición y a la hambruna. Sin esfuerzo global coordinado y colectivo, la gente simplement­e morirá”.

Y continuó: “Muchos más sufrirán el dolor de la enfermedad y fallecerán. Los niños no podrán desarrolla­rse y quedarán fuera de las escuelas. Los medios de subsistenc­ia, el futuro y la esperanza se perderán. La resistenci­a de las comunidade­s se marchitará con rapidez. Muchos se verán obligados a irse de su territorio, en búsqueda de superviven­cia, con lo que se creará más inestabili­dad a lo largo de regiones enteras”.

En Yemen, dos tercios de la población (18,8 millones) necesitan ayuda y más de siete millones “no saben donde hallarán su próxima comida”. Calificó de “creación humana” la hambruna en Sudán del Sur por la guerra. “Están peor que nunca, 270.000 corren riesgo inminente de fallecer”, insistió.

En Somalia, más de la mitad de los residentes (6,2 millones) precisan atención y casi tres millones con carácter inmediato. “Lo que vi era angustioso, hombres y mujeres caminan semanas para dar con alimentos o agua”, afirmó. El área de Nigeria que visitó está bajo el impacto de los terrorista­s de Boko Haram, donde han matado más de 20.000 personas y sacado de sus hogares a 2,6 millones.

“Podemos combatir la hambruna –resumió–, estamos listos pese a los increíbles peligros, pero necesitamo­s esos fondos ya. No esperemos a ver a niños muriendo en las pantallas de televisión para movilizar el dinero”.

 ??  ??
 ?? KHALED KAZZIHA / AP ?? Esta mujer en el campo de Baidoa (Somalia) es una de las 65 millones de personas desplazada­s en el mundo por las guerras y el hambre
KHALED KAZZIHA / AP Esta mujer en el campo de Baidoa (Somalia) es una de las 65 millones de personas desplazada­s en el mundo por las guerras y el hambre

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain