Erdogan aviva su enfrentamiento con Europa y llama nazis a los holandeses
El premier turco enfurece tras el veto de La Haya a su ministro de Exteriores
Recep Tayyip Erdogan acusó ayer a los holandeses de ser “unos cobardes”, unos “remanentes de los nazis” y unos “fascistas”. El presidente turco lanzó esas duras acusaciones hacia un país que es su aliado en la OTAN y después de que el Gobierno de La Haya denegara el aterrizaje en su territorio del avión donde viajaba Mevlut Cavusoglu, el ministro de Exteriores turco. Éste tenía previsto dar ayer un mitin en Rotterdam con el fin de animar a los turcos residentes en Holanda a que voten a favor de la ampliación de poderes del presidente Erdogan en el referéndum del próximo mes, algo que muchas naciones europeas ven como un paso atrás en términos democráticos y como un recorte evidente de las libertades civiles.
Las andanadas de Erdogan, durante un mitin en Estambul, llegan justo una semana después de que el presidente turco tildara también de “nazis” al Gobierno alemán y a Angela Merkel en un momento de claro distanciamiento entre los 28 miembros de la UE y el Gobierno de Ankara.
Las autoridades holandesas alegaron motivos de “orden público y seguridad” para impedir el mitin de Cavusoglu, que ya había despegado de Turquía aun a sabiendas que no le dejarían aterrizar. Fue el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, quien justificó el veto al canciller: “No teníamos otra opción. Las negociaciones con las autoridades turcas fueron extremadamente difíciles y no han llevado a ninguna parte”. Rutte aseguró que las palabras de Erdogan “se pasan de la raya” y son “inaceptables”, pero fue más allá. Aseguró que un país como Holanda no puede permitirse dar voz a alguien que promueve medidas que van contra la democracia: “Creemos que es totalmente indeseable que un ministro turco quiera hablar de todas estas cosas sobre un referéndum que va en la dirección equivocada, muy alejada de la democracia, y se dirige a ciudadanos turcos que también son holandeses”.
Para empeorar la situación, a última hora de la tarde las autoridades holandesas detuvieron a la ministra de Familia turca, Fatma Betul Sayan Kaya, que se había trasladado a Rotterdam en coche desde territorio alemán después de conocer el veto a Cavusoglu. La ministra fue interceptada por la policía cuando se dirigía a la embajada turca y, ante su negativa a abandonar el país, fue detenida y considerada “extranjera indeseable” por las autoridades holandesas, y fue escoltada hasta la frontera alemana, según informó la cadena RTL. Mientras tanto, un millar de personas se reunieron ante la embajada de Rotterdam para protestar por su detención, una manifestación que fue disuelta de madrugada por la policía antidisturbios.
Holanda no ha sido el único país que ha prohibido mítines similares al que iba a dar Cavusoglu en Rotterdam animando a votar a favor de la reforma constitucional que defiende Erdogan y que le otorgaría una considerable ampliación de poderes. Ayer, Austria prohibió cuatro de estas manifestaciones y Suiza otra más. La idea del Gobierno turco es hacer campaña en todos los países de la Unión Europea para recabar el máximo número de votos entre los expatriados.
La prohibición de las últimas horas se enmarca en la recta final de la campaña electoral holandesa que culminará en las elecciones de este próximo miércoles y en las que, de partida salía como máximo favorito el candidato extremista, antieuropeísta y xenófobo Geert Wilders. Con todo, desde el pasado día 7, todos los sondeos dan ganador al partido liberal conservador del propio Rutte, aunque por un escaso margen de entre dos y cuatro puntos. Dar permiso al ministro de Asuntos Exteriores turco para dar un mitin en Holanda podría decantar esa balanza a favor de los extremistas de Wilders.
“(Los holandeses) son cobardes, remanentes de los nazis, son fascistas”, afirmó Erdogan en el mitin de Estambul. “Veremos ahora cómo volarán los aviones holandeses a Turquía. Me refiero a los vuelos diplomáticos, no a los de los ciudadanos normales”, apuntó. El propio ministro de AA.EE. amenazó antes de volar de que si las autoridades holandesas no le dejaban aterrizar habría “duras sanciones”. De entrada, el Gobierno turco ha solicitado a Holanda que el embajador neerlandés en Ankara, por ahora fuera del país, no regrese “en un tiempo”. Además, la embajada holandesa de Ankara y el consulado de Istanbul fueron cerrados por “razones de seguridad”, según informó el ministerio de Exteriores turco.
El episodio neerlandés no esconde que donde Erdogan busca más apoyos es en Alemania, donde viven 1.4 millones de turcos y con cuyo Gobierno ha tenido el peor enfrentamiento en los últimos días. Entre Berlín y Ankara la tensión es notable. Alemania reclama la liberación de un periodista turco-germano detenido en Turquía y acusado de espionaje, mientras que las autoridades turcas presionan diplomáticamente para que Alemania extradite a varios militares de rango que estuvieron involucrados en el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.
La ministra turca de Familia fue detenida ayer en Rotterdam y declarada “extranjera indeseable”