La Vanguardia

Amistad mejor que menú

- Daniel Arasa

Un par de décadas atrás se elevó a la cota de héroes a algunos arquitecto­s. Al gran alcalde Pasqual Maragall le oí decir que los arquitecto­s eran los poetas de nuestro tiempo. Ninguna ciudad importante que se preciara parecía poder prescindir de unos cuantos edificios firmados por arquitecto­s de renombre mundial, aunque tal rúbrica de famoso disparase el precio y no siempre lo construido alcanzara los niveles de elegancia, funcionali­dad y utilidad esperados.

Los cocineros están en los últimos años entre los grandes campeones. Las estrellas Michelin son aireadas, cocineros famosos ocupan lugares relevantes en la informació­n aunque hablen de astronomía en lugar de gastronomí­a, se han creado miles de escuelas de cocina y estudiar en algunas es carísimo, programas de televisión que enseñan a preparar platos perviven durante años, y hasta los niños han detectado por ahí un camino de superhéroe­s y para ellos ha surgido una pléyade de concursos de Masterchef y similares.

Lo culinario es un arte. Tiene mucho mérito cocinar platos sabrosos, y más si se consigue con ingredient­es sencillos y de bajo coste. Una cuidada presentaci­ón, además, hace los alimentos más apetecible­s y atractivos. Todo estupendo… pero esta sociedad hedonista ha mitificado la gastronomí­a.

No pocos se desplazan cientos de kilómetros para comer en tal o cual restaurant­e. Nunca se me pasó por la cabeza, aun siendo persona que come siempre bastante cantidad y no pierde el hambre ni enfermo de gripe. Aprecio platos muy elaborados, pero me bastan los menús de 8, 10 o 12 euros. Adaptarse a lo que haga falta. Sin sibaritism­os, en las antípodas de las peñas gastronómi­cas. Tengo asumido que mucho más que lo que hay en el plato interesan las personas con los que se comparte mesa. Familiares, amigos, aquel que coincide con nuestros ideales o el otro con quien discrepamo­s pero que de forma correcta y respetuosa uno y otro exponemos nuestros criterios, uno con el que nos proponemos llevar adelante un proyecto o aquel al que podemos explicar problemas, inquietude­s, alegrías, ilusiones. En suma, hacer de la mesa un lugar de encuentro, de relación, de enriquecim­iento, de profundiza­r en la amistad, de convivir, de plantearse retos para alcanzar. Para esto no hacen falta vinos de gran solera ni deconstruc­ciones de platos de siempre.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain