Estamos vivos y cantamos
UN HOMBRE. Ha muerto Pere Godall. Lo he sentido. Le conocí. ¿Quién era? Pere Godall era un hombre. La humanidad encarnada. Le vimos el pasado domingo en Trinxeres (TV3), con sus joviales 96 años. Ha muerto muy joven. Estuvo con 17 años en la batalla del Ebro, como mi tío Josep. ¡Pobrecitos, niños enviados al matadero! Pere Godall era un chaval que sobrevivió a las balas, a la sed, al hambre, a la sarna, a las bombas, a la muerte paseándose en cueros, impúdica, rodeándole con su hedor fétido y asustándole con los estertores de sus compañeros agonizantes que gritaban “Mama, mama” entre los peñascos y los romeros. Pere Godall llegó a sabio, lo sé por su alegría. No quiso morir en la guerra. No se dejó. Mantuvo el tipo aferrándose a su arte. Era músico. Tocaba el piano en fiestas, casinos, verbenas de su pueblo. En la trinchera del Ebro, recostado sobre el talud de tierra, se entretenía juntando piedrecitas blancas y negras para formar el teclado de un piano imaginario. Y lo tocaba. Tocaba, sobre todo, “Bésame mucho”. Eso me contó, le entrevisté una vez en La Contra. Tocaba y la trinchera se convertía en “envelat” dentro del alma. Tocaba mientras la muerte se llevaba a su familia en Tarragona -bombardeos criminales- y a sus amigos ante sus ojos. “¿Tú te das cuenta de la maravilla que es estar vivo? ¿Te das cuenta”, inquiría Pere Godall el pasado domingo a los jóvenes reporteros de Trinxeres. Estuve presente en esa grabación, el pasado 25 de julio (78 aniversario de la ofensiva del Ebro) y vi en la mirada de Pere Godall el brillo de quien está en el secreto de la existencia, de quien arde en su fuego con la sonrisa y el humor del que sabe que cada minuto es un regalo: él lo recibió en el Ebro 78 años atrás. Que la tierra te sea leve, Pere Godall. Intentaremos, por ti, no volver a matarnos por aquí.
¡VIERNES NOCHE! La noche de los viernes es todo un fenómeno televisivo en España: más de siete millones de personas
se agolpan ante la pantalla del televisor para repartirse entre Tu cara no me suena
todavía (Antena 3) y La voz kids (Telecinco), estrenados anteanoche simultáneamente. Y el ganador es... Aposté en
Arucitys por el primero, por decir algo.., y el hecho es que han registrado un empate técnico (25,9% contra 24,1%): son dos programas que se dirigen al mismo segmento de audiencia, el más ambicioso: la familia entera. Y lo consiguen, con las mismas armas: música, imitación, talento artístico, presentadores briosos (Fuentes y Vázquez), jurados traviesos que también dan espectáculo. Le pregunté el viernes por la mañana a Mónica Naranjo (en
Más de Uno, Onda Cero) si se dejaría besar por Àngel Llàcer: “¡Qué asco!”, respondió, alimentando el gran show que es
TCNMST (su intenso beso a la concursante Patricia aun inflama las redes), que ha ganado la batalla del entretenimiento blanco y familiar –morreos incluidos– los viernes por la noche, puesto que arrastra a su principal competidora al mismo terreno con su La voz kids, que nos dio regalos como el de la interpretación y selección de Pedro, un niño cordobés que canta como los ángeles.
España se sienta ante la tele los viernes noche, embelesada por entretenimiento musical y familiar