Todo son estímulos
El Barça viaja a Riazor hipermotivado y con la baja de Neymar, con molestias
La histórica remontada frente al PSG ha nutrido al vestuario del Barcelona de combustible anímico y de cohesión para afrontar el tramo decisivo de la temporada. Unos efectos provechosos cuya eficacia se ve incrementada por los intentos de adulterar el mérito blaugrana en un partido épico de dimensión y elogio global. Más ganas y todavía más unión. Con el orgullo en plena efervescencia el Barça se ha convertido en un adversario temible en todas las competiciones, según parecen indicar los paliativos victimistas que ha comenzado a aplicar Zinédine Zidane. “Sabemos que molestamos”, afirmó ayer el entrenador del Real Madrid –sí, del Real Madrid– al referirse a la clasificación del Barcelona para los cuartos de la Liga de Campeones.
Luis Enrique no quiso dedicar más de un vocablo a la corriente de opinión que atribuye al arbitraje el mérito de la remontada. “Pasapalabra”, respondió el entrenador, adusto y cortante, dando a entender que el asunto no hace ninguna gracia. Y todavía menos a los jugadores. Según reveló Mathieu en declaraciones a una emisora francesa, algunos gestos de suficiencia de los futbolistas del PSG incrementaron el deseo de los barcelonistas. “Son jóvenes y les hace falta un poco de humildad –reprochó el defensa–. Rabiot y Kurzawa colgaron una foto tras el 4-0. La mujer de Marquinhos también puso una foto con su perro y haciendo el número cuatro con los dedos. El fútbol cambia rápidamente. Tienes que esperar que se acaben los dos partidos para decir algo. Estos gestos no gustaron en el vestuario”.
De la misma manera, el hecho de considerar poco menos que un fraude la clasificación del Barcelona espolea a los jugadores. Si se mantiene el actual nivel de estímulo el trabajo de motivación de Luis Enrique puede darse por terminado. Ahora la principal labor del entrenador consiste en situar la euforia en sus justos términos y devolver al equipo a la realidad después del aquelarre emocional del miércoles. “Es un handicap que tenemos que resolver, pero me fio de la cordura, la sapiencia y
la experiencia de mis jugadores para saber que estamos en el tramo final de la temporada, que queda todo por disputar y que hay rivales de nuestro nivel que anhelan lo mismo que nosotros”. Aunque se refería a su persona, el técnico asturiano transmitió un mensaje de contención sobre la última gesta: “No ha cambiado nada. Sería un poco de chiflados que cambiara algo por lo que suceda en 90 o 95 minutos. No ha cambiado nada”.
Pero el Barcelona ha entrado lanzado en el momento de la verdad, con cinco victorias consecutivas (la mejor serie del curso) y 17 goles marcados en los últimos tres partidos. Lógicamente el conjunto blaugrana, que defenderá el liderato, es favorito en Riazor, donde se ha impuesto en las cinco últimas visitas con un promedio de casi cinco dianas por encuentro, pero ayer viajó con ausencias destacadas. Neymar y Rafinha, titulares el miércoles, quedaron excluidos de la convocatoria. El primero no se ejercitó ayer a causa de las molestias en el adductor de la pierna izquierda y el segundo se ausentó por una gastroenteritis. Fueron significativos los elogios de Luis Enrique por la progresión de Neymar, autor de 99 goles como azulgrana: “Se puede evolucionar hasta el último día de tu carrera si tienes la mentalidad adecuada. Ney tiene una evolución muy positiva desde que llegó al Barça y es uno de los mejores jugadores del mundo”.
Uno de los interrogantes de Riazor, además de la alineación, que puede presentar numerosas rotaciones, es el sistema. El 3-4-3 con diferentes matices que Luis Enrique ha esbozado en los últimos cuatro compromisos ha ofrecido resultados satisfactorios y no existen motivos aparentes para modificarlo contra un Deportivo resucitado con Pepe Mel. Con dos empates y una victoria, el conjunto gallego no ha perdido ningún encuentro con el técnico madrileño en el banquillo y sueña con la permanencia, aunque hoy presentará significativas bajas, entre las cuales la de su referente defensivo, Sidnei, y la del máximo goleador, Andone.
Mientras insiste en que está todo por decidir y apela a focalizar la atención en el partido de hoy, Luis Enrique, con uno de sus despejes habituales, sostiene que no está al corriente de que existan seguidores que le pidan reconsiderar su adiós: “No he salido, he estado en mi casa, o sea que no he tenido contacto con el aficionado”.
ESPOLEADOS Los intentos mediáticos de adulterar la remontada multiplican su efecto anímico en los jugadores
LUIS ENRIQUE Y LA EUFORIA “No ha cambiado nada; sería un poco de chiflados que cambiara algo por lo que suceda en 95 minutos”