Hace falta más calidad
España debe fomentar empleos de más calidad para así reducir la desigualdad.
En otoño del 2014, la OCDE recordó en su informe económico sobre España que la “prioridad principal” era luchar contra el desempleo. Ahora, con el nuevo diagnóstico presentado ayer, el mensaje ha cambiado: después de dos años con la economía expandiéndose por encima del 3% y de haber recuperado más de un millón de los puestos de
RECETAS FISCALES La organización pide limitar el IVA reducido y subir el impuesto sobre el diésel DISPONIBILIDAD DE GUINDOS Economía, dispuesta a liberalizar servicios profesionales y elevar la tributación verde
trabajo destruidos durante la crisis, la OCDE alerta sobre la necesidad de seguir creciendo, sí; pero de hacerlo de forma que se vaya cerrando la amplia brecha de desigualdad de los últimos años. No se trata de sólo de una cuestión de equidad, explicó en Madrid el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, sino porque “el pacto social lo demanda”. E hizo alusión al riesgo de “inestabilidad política”.
Además de crear puestos de trabajo, hay que ganar en “calidad del empleo” y evitar que el mayor número posible de familias –sobre todo la de parados de larga duración con hijos menores– se queden atrás, reclama en pocas palabras el nuevo Estudio económico de la OCDE: España 2017. Por ello, piden “políticas más acertadas para reducir la pobreza”. “Las transferencias ayudan a reducir la pobreza, pero son bajas y benefician generalmente a la población más acomodada”, se quejan en este organismo.
Aunque Gurría reconoció los avances logrados con las reformas y el esfuerzo de los últimos años, advirtió de la baja productividad y de otros “riesgos” que amenazan el crecimiento –desde la minoría parlamentaria del PP a la ralentización del comercio mundial, pasando por la posibilidad de nuevas “turbulencias en los mercados financieros internacionales”–. “Remar a contracorriente es muy duro”, avisó. De todas formas, la OCDE elevó sus previsiones de aumento del PIB este año hasta el 2,5% (dos décimas más) y el 2,2% el 2018.
El informe pone el foco en el “déficit de bienestar” del que en buena parte es responsable un mercado laboral caracterizado por una temporalidad elevada (en la OCDE, sólo superada por Polonia), los sueldos bajos y el paro prolongado. Y ¿cuáles son las recetas que el organismo pone sobre la mesa para mantener “el impulso reformador”? Consideran que hay margen para “mejorar la estructura tributaria” y apuestan por reducir cargas sobre el empleo al proponer que se implante por tiempo ilimitado la exención de cotización en los 500 primeros euros en el salario de los nuevos contratos indefinidos para trabajadores poco cualificados.
Asimismo insisten en acabar con parte de los tipos reducidos del IVA y desgravaciones del IRPF (como las que aún se mantiene sobre la compra de vivienda habitual con hipoteca) e incrementar los impuestos medioambientales (hablan de elevar la tributación del diésel, hasta conseguir una recaudación adicional de 4.000 millones de euros). Aseguran también que los impuestos sobre el consumo del tabaco y el alcohol podrían subir aún más. Además piden aumentar el gasto –ahora muy bajo– en los programas para reincorporar a los desempleados al mercado laboral, que se centren “en los grupos con mayores obstáculos para encontrar empleo” y que los técnicos de los servicios de empleo reduzcan “el número de casos” gestionados.
A pesar de alabar la solvencia del informe de la OCDE, el ministro de Economía, Luis de Guindos, sólo admitió que un par de recetas concretas del organismo internacional estaban en línea con el Gobierno. Recordó que el último compromiso con Bruselas recoge incrementar este año los impuestos medioambientales hasta recaudar 500 millones más y aseguró que si “mañana” contaran con el apoyo de la mayoría parlamentaria pondrían en marcha la liberalización de los servicios profesionales. En términos generales, también se mostró “de acuerdo” con incrementar la inversión en I+D e impulsar las políticas activas de empleo.
Mientras, preguntado por la conveniencia de subir los sueldos, Gurría apeló a la baja productividad y se limitó a resaltar que la reciente creación de empleo no ha venido aparejada de “una bajada de los salarios”.