Nasri recae
La afición sevillista clama contra el jugador francés por autoexpulsarse en Leicester
Una imagen emerge por encima de otras en la indignación de la afición sevillista tras caer eliminado su equipo en Leicester: Samir Nasri entra al trapo de la provocación de Jamie Vardy, para ser castigado con la tarjeta roja y dejar al equipo con diez en un momento de angustia. Una gran mayoría de aficionados tuvo la premonición en el descanso de que algo así iba a ocurrir.
La actuación de Nasri en el King Power Stadium echa por tierra un proceso de rehabilitación en la carrera del jugador, que parecía haber encontrado en el club de Nervión la estabilidad necesaria para volver a ser esa estrella que despuntó en el Olympique de Marsella y se consagró en el Arsenal, hasta que decidió tirar su carrera deportiva por la borda. “Nasri no debería volver a enfundarse la camiseta del Sevilla. Lo siento, pero es lo que se merece”, asegura un sevillista, opinión que congrega una salva de aplausos en las puertas del Pizjuán.
Todos en el club coinciden en lamentar “la equivocación” del francés, aunque, como es lógico, arropan a su compañero. El primero de ellos, el técnico Jorge Sampaoli, que defendió a Nasri tras lo sucedido. No en vano, el francés ha llegado a ser una apuesta personal del argentino, que le ha concedido la bandera de su proyecto y con el que ha jugado estando lesionado o fuera de forma.
La llegada de Guardiola al Manchester City fue la puntilla para Nasri. Tampoco con sus antecesores, Mancini y Pellegrini, había logrado asentarse en el equipo inglés. Sevilla parecía un punto de inflexión positivo. Le gusta la vitalidad de la ciudad, estaba asentado en el equipo y los primeros meses encandiló a la hinchada. Todo apuntaba a que el director técnico, Monchi, había obrado un nuevo milagro.
Pero ya en las vacaciones de final de año el cuento de Navidad se empezó a torcer. El jugador, que venía precedido por algunos escándalos sexuales, subió a las redes sociales un extraño tratamiento a base de “vitaminas”, proporcionado por unas equívocas enfermeras, sembrando la duda sobre la clase de servicios que recibió en un extraño centro llamado DripDoctors.
Desde entonces, Samir Nasri ha cotizado a la baja. Su expulsión en Leicester demuestra que vuelve a las andadas. Sampaoli deberá decidir ahora qué hace con un jugador al que la afición le ha puesto la cruz.