La Vanguardia

Los visitantes del zoo caen al nivel de hace diez años

La instalació­n cierra el ejercicio 2016 con un déficit superior a los cuatro millones de euros, un 64% más que el año anterior

- DAVID GUERRERO Barcelona

El zoo de Barcelona ya no está entre los planes preferidos de las familias barcelones­as. Tampoco es uno de los atractivos más frecuentad­os por los turistas. El número de visitantes en el 2016 cayó un 4%, hasta rondar el millón de visitantes, 42.033 menos que el año anterior. Con 1.007.343 entradas, se sitúa en niveles del 2006, lejos del récord alcanzado el 2011 con 1.164.000 visitas.

El principal efecto de la caída de visitantes es una reducción de los ingresos en las arcas de la empresa pública Barcelona Serveis Municipals (BSM). Las pérdidas del parque zoológico son de 4,3 millones de euros, un 64% más que en el 2015 (1,7 millones). Hace tan sólo tres años las pérdidas fueron de 316.000 euros. El déficit histórico se situaba alrededor del millón de euros, muy por debajo de la situación del primer año que ha estado plenamente en manos del gobierno de BComú. Fuentes conocedora­s del funcionami­ento de la empresa pública indican que si se mantiene la deriva iniciada puede acabar siendo totalmente insostenib­le.

La oposición también se muestra preocupada por la situación. La concejal del grupo Demòcrata Sònia Recasens critica que el gobierno municipal no haya anunciado todavía qué quiere hacer en el zoo. El compromiso de la teniente de alcalde Janet Sanz era presentar una hoja de ruta clara a finales del 2016, pero tres meses después aún no ha habido ninguna concreción. “Es insostenib­le económicam­ente y no tienen hoja de ruta, es el inicio del desmantela­miento del zoo”, considera Recasens, tras advertir que “la falta de modelo pasa factura”.

La falta de un plan político va acompañada de una reducción del 22% en el gasto de publicidad. Ya no se ven las imágenes de los animales del zoo en los autobuses municipale­s. Tampoco hay una política comunicati­va que invite a visitar la instalació­n. Mientras el anterior gobierno municipal montaba una rueda de prensa casi cada vez que nacía un animal, ni Colau ni Sanz se han dejado fotografia­r en el parque de la Ciutadella. Los únicos mensajes públicos que se lanzan son sobre la marcha de delfines a otros lugares y la intención de cambiar el lugar de arriba abajo.

Todo ello se traduce en una disminució­n del interés entre la comunidad educativa. Han bajado las entradas de adultos (8,3%) y de niños (16,9%), pero también las visitas escolares han disminuido un 7,2%. La situación del zoo contrasta con el parque de atraccione­s del Tibidabo, otra instalació­n gestionada por la empresa pública Barcelona Serveis Municipals, que vive una situación

La oposición acusa al gobierno municipal de desincenti­var las visitas por la falta de una hoja de ruta clara

radicalmen­te diferente. Crecen los visitantes y los ingresos, y el teniente de alcalde Jaume Collboni lo visita una y otra vez para promoverlo entre los barcelones­es.

El resumen que hace el PP es que “están dejando morir el zoo”. El concejal Javier Mulleras lamenta que “ya no invierten, no lo promociona­n y rebajan la divulgació­n en las escuelas, lo que demuestra que se cede al lobby antizoo de Colau y la CUP”. El lunes se celebrará el consejo de administra­ción de BSM en las oficinas del zoo. Tanto el PP como el grupo Demòcrata piden a Colau medidas urgentes para evitar que el parque caiga en barrena.

La presión también llega por parte de los animalista­s. La plataforma Zoo XXI ha puesto en marcha una recogida de firmas para reclamar al Ayuntamien­to un nuevo modelo sin animales. Buscan 16.000 firmas de barcelones­es, lo que permitirá llevar la iniciativa ciudadana al plenario municipal.

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DAVID AIROB/ARCHIVO Chimpancés del zoo de Barcelona en una actitud muy solidaria

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