Un giro a gusto del cliente
Empezaron su andadura, no hace demasiado tiempo, con una propuesta que han replanteado para adaptarse a lo que les pedían los comensales o por el gusanillo de subir el listón
Antes los restaurantes solían abrir sin hacer ruido e iban consolidando su estilo y su propuesta a base de la experiencia, los años y la respuesta de la clientela. Ahora suelen nacer con un concepto estudiado para seducir y para diferenciarse. Sin embargo los hay, como los que aparecen en estas páginas, que optan por dar un giro a su propuesta desmarcándose de la idea con la que arrancaron en su día, o complementándola. Lo hacen para adaptarse a lo que les pide el cliente o por el gusanillo de subir el propio listón gastronómico.
Suculent abrió hace cinco años con la idea de recrear las antiguas fondas barcelonesas. Ahora su jefe de cocina, Toni Romero, confiesa que no han podido resistirse a crear platos más complejos que integran un menú degustación que poco recuerda a la primera carta. La calabaza asada con crema de parmesano y trufa negra, los callos de salmón con fumet, la tostada de erizos con straciatella y trufa, el canapé de cresta de gallo glaseada o los canelones de liebre con foie gras son un reflejo de esa nueva etapa que completa la transformación del vecino La Taverna del Suculent como un complemento en el que los cócteles clásicos son el principal aliciente.
Ir un poquito más allá. Subir un peldaño, es lo que no tardaron en reclamar los clientes que acogieron la llegada del restaurante con las mejores vistas de la ciudad, Marea Alta (en la planta 24 de la avenida Draçanes) . Enrique Valentí explica que la idea con la que zarparon, después del verano, fue la de un asador al estilo de los que tanto le seducen en Getaria con el añadido de unos entrantes simples y algún que otro guiso marinero. Pero la propuesta ha cambiado en los últimos meses. “Nos hemos ido animando”. Y aho-