Letizia de los mil días
El martes se cumplieron los primeros mil días de Letizia como reina (consorte) de España, un periodo de tiempo en el que quien durante diez años se estuvo entrenando como princesa de Asturias ha dibujado una nueva manera de ejercer. Queda claro que lo que ella misma calificó de “el impagable ejemplo” de la reina Sofía, ha acabado siendo una mera declaración de intenciones. La monarquía renovada para un tiempo nuevo es, en el caso del papel de la reina consorte, más que renovación, revolución. Letizia es, con diferencia, la persona de la familia real que más espacio ocupa en los medios de comunicación y no siempre por su labor institucional. Existe coincidencia al afimar que en las ocasiones importantes, Letizia se crece. Lo hizo en los viajes de Estado a Francia y Portugal, y también durante la estancia del presidente de Argentina en España, cuando ejerció de reina reina, aceptando que su papel es precisamente el de aportar su imagen. No es fácil de digerir que, en estos tiempos, el papel de una mujer sea el de brillar sin opacar al marido pero así es la monarquía. La reina no tiene funciones constitucionales, pero puede ejercer la función de transmitir valores y Letizia lo hace en las causas que abandera como la lucha contra el cáncer, las enfermedades raras, el empoderamiento de las mujeres y la vida sana. En estos mil días se ha dado cuenta de todo lo que puede hacer y lo hace, pero aún no ha aceptado que en su vida ya no hay espacio para los asuntos corrientes. Cuando te ha tocado una vida extraordinaria, a algo hay que renunciar.
AUSTERIDAD Y POMPA
El rey Felipe ha conseguido, en estos mil días, cimentar una imagen impecable basada en el estricto cumplimiento de su papel institucional, con tanto celo que parece que hasta usa guantes de seda para cambiar de sitio el ejemplar de la Constitución que tiene encima de la mesa de su despacho. Ha reglamentado temas tan espinosos como la conducta de la familia real y ha consolidado su imagen como hombre, marido y padre sin secretos, con cierta austeridad en sus gestos personales pero, al mismo tiempo, utilizando la pompa de la Corona al servicio de los intereses del Estado, como se demostró en la reciente visita de Estado del presidente de Argentina.
COSMÉTICA COREANA
Uno de los compromisos del Rey tras su proclamación fue hacer pública la lista de regalos institucionales, recibidos a lo largo del año. El pasado miércoles se colgó en la página web de Casa Real la relación de obsequios que se han hecho llegar a Felipe, Letizia, sus hijas y Juan Carlos y Sofía a lo largo del 2016, algunos tan curiosos como el set de cosméticos que la hizo llegar a la reina Letizia la entonces presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, que el viernes de la semana pasada fue destituida por cargos de corrupción y tráfico de influencias. Entre los productos de cosmética coreanos destaca la tierra volcánica de la isla Jeju para limpiar los poros. La denominada K-Beauty se ha puesto de moda en todo el mundo después de que fueran las coreanas quienes relanzaran las denominadas BB Cream, un producto dermatológico de farmacia que empezaron a utilizar como crema de belleza y que ahora comercializan todas las marcas.
El embajador de Jordania también hizo llegar, en este caso a los Reyes, puesto que también hay productos para hombres, un lote de cosméticos como regalo de Navidad, la mayoría de ellos elaborados con minerales extraídos del mar Muerto. De propiedades extraordinarias, con las sales, los barros y las plantas se elaboran productos altamente beneficiosos para las afecciones dermatológicas y tienen un gran efecto exfoliante, limpiador, hidratante detox y suavizante para todo tipo de piel.