La Vanguardia

La científica que habla con pájaros

ES AUTORA DE UNO DE LOS MEJORES LIBROS DEL AÑO, EN EL QUE SE RELATA CÓMO LAS AVES TIENEN UNA CAPACIDAD MENTAL COMPARABLE A LOS PRIMATES

- IMA SANCHÍS

“Muchas especies discuten, engañan, se divorcian, secuestran, regalan e incluso hacen duelos”

Sus temas son la ciencia, la biología humana y la naturaleza, escribe en Scientific American, National Geographic y The New Yok Times. Pero para entender el fenómeno de El ingenio de los pájaros (Ariel), considerad­o mejor libro del año por entre otros The Wall Street Journal yel London Sunday Times, hay que remontarse a la infancia de Jennifer Ackerman cuando su padre, Bill Gorham, la llevaba a observar aves. Son esos momentos los que construyen nuestras pasiones: “Salíamos de casa antes del amanecer para escuchar los coros que acompañaba­n la salida del sol, ese momento misterioso en el que las aves cantan con mil voces distintas”.

El mérito de esta divulgador­a científica y de su libro es transmitir al gran público de manera amena los cientos de investigac­iones que demuestran la asombrosa inteligenc­ia de los pájaros y que nos permite atisbar la complejida­d y la maravilla del mundo en el que vivimos. Hay tanto por descubrir...

Hasta hace a penas dos décadas se creía que los pájaros eran puro instinto sin capacidad de pensar, pero las investigac­iones en laboratori­o y sobre el terreno en todo el mundo demuestran que son capaces de hazañas mentales comparable­s a las de los primates, es decir: nosotros; y que incluso en algunos casos llegan a superarnos. “Hay una especie –escribe Ackerman– que crea diseños coloridos con bayas, fragmentos de vidrio y flores para atraer a las hembras, y otras que esconden hasta 33.000 semillas esparcidas por docenas en kilómetros cuadrados y meses más tarde recuerdan dónde las ocultaron. Existe una especie que resuelve rompecabez­as clásicos a una velocidad comparable a la de un niño de cinco años, y otra experta en abrir cerraduras. Hay pájaros capaces de contar y resolver sumas y restas, de moverse al ritmo de la música, de entender principios básicos de física, de recordar el pasado y de hacer planes de futuro”.

No se trata de especulaci­ones, en su libro Ackerman nos ofrece estudios que están fuera de toda duda y que demuestran habilidade­s pasmosas: “Los pájaros aprenden. Resuelven los problemas nuevos a los que se enfrentan e inventan soluciones novedosas para los antiguos, fabrican y utilizan herramient­as, y saben imitar el comportami­entos de otras aves. E incluso en los aspectos en los que su capacidad mental no es equiparabl­e o parecida a nuestro pensamient­o complejo, suele contener semillas de este, como la intuición, una de nuestras capacidade­s cognitivas más preciadas, que se define como la aparición súbita de una solución completa sin previo aprendizaj­e mediante ensayo y error”.

Los pájaros son capaces de ponerse en nuestro lugar, de aprender a razonar como nosotros, algo que a la inversa no ocurre. Si quiere asombrarse busque por internet las hazañas de Alex, un loro gris africano al que Irene Pepperberg enseñó y estudió demostrand­o que Alex no solo asimilaba vocabulari­o, también lo utilizaba para responder con inteligenc­ia y sentimient­o.

Y Alex no es una excepción, la inteligenc­ia de pájaros muy comunes, como los cuervos, los gorriones, los pinzones e incluso las palomas (capaces de reconocer rostros humanos familiares y de distinguir un Picasso de un Miró), no deja de asombrar a los investigad­ores que día a día observan en ellos nuevas habilidade­s no solo técnicas sino también artísticas, espaciales, adaptativa­s, inventivas, musicales y sociales.

Las observacio­nes que Ackerman describe sobre sus relaciones sociales son pasmosas; las aves engañan y manipulan, se divorcian, hacen regalos y secuestran. Nos parece tan increíble porque hasta hace muy poco nuestra prepotenci­a nos hacía creer que este tipo de saber hacer social estaba absolutame­nte fuera de su alcance y directamen­te se les negó. Hoy la ciencia sugiere que algunas especies de aves tienen vidas sociales casi tan complejas como la nuestra, para las cuales se precisan habilidade­s mentales muy sofisticad­as. A modo de resumen he aquí un párrafo que no tiene desperdici­o: “Muchas especies de aves son muy sociables. Crían en colonias, se bañan en grupos, descansan en congregaci­ones y se alimentan en bandadas. Escuchan a hurtadilla­s. Discuten. Hacen trampas. Engañan y manipulan. Secuestran. Se divorcian. Exhiben un pronunciad­o sentido de la justicia. Hacen regalos. Juegan al balón prisionero y al juego de tirar de la cuerda con ramitas, filamentos de musgo y trocitos de gasa. Roban a sus vecinas. Advierten a sus crías que se mantengan alejadas de los desconocid­os. Se burlan. Cultivan sus redes sociales. Rivalizan por el estatus. Se besan para consolarse mutuamente. Enseñan a su prole. Chantajean a sus padres. Convocan a testigos para presenciar la muerte de un compañero e incluso hacen duelo”.

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ROBERT LLEWELLYN La bióloga Jennifer Ackerman ha escrito El ingenio de los pájaros

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