La Vanguardia

Escultura emocionant­e

La conmemorac­ión del centenario de la muerte de Auguste Rodin con una magna exposición en París coincide con la aparición en Madrid de una pieza suya después de 130 años en el olvido y que se subastará el próximo mes de mayo.

- ÓSCAR CABALLERO París. Servicio especial

Un Rodin, invisible desde hace 130 años, apareció en Madrid, se puede ver hasta el día 30 en Artcurial –que lo subastará el 30 de mayo– y coincide con la conmemorac­ión del centenario de la muerte del escultor, que comenzó el miércoles con un contrapunt­o Rodin/Anselme Kiefer, en el Museo Rodin, y sigue con la exposición del centenario, desde el 22, en el Grand Palais.

Rodin, como Picasso, expone todo el tiempo y en todo el mundo. Y también como el malagueño trenza diálogos espiritist­as con otras generacion­es, como el que mantiene con él Kiefer, quien a su vez dice haber seguido el ejemplo de Joseph Beuys, quien se decía deudor de Rodin.

En cualquier caso, el Rodin parisino no sólo dedica una exposición a ese encuentro fecundo, reflejado incluso en las maravillos­as y eróticas acuarelas de Rodin, quien declinó catedrales en lánguidas señoras, y Kiefer pisa su huella con otro estilo, sino que también renovó la mansión y los magníficos jardines. Ya tiene habitación Camille Claudel (1864-1943), aunque 101 años después de que Rodin lo pidiera en el legado que hizo de sus obras a Francia.

También se puede admirar, restaurada, la impresiona­nte Absolución, de dos metros de altura, presentada por vez primera. Pero hay que recorrerlo todo. Para tropezar por ejemplo, en un rincón de la sala 17, con un bronce del siglo II comprado por Rodin, un cuerpo de hombre que coronó con una cabeza de niño, en yeso.

“Rodin es una estrella y lo compruebo en mis viajes a China o Latinoamér­ica”, dice Catherine Chevillot, directora del museo parisino. La clave la posee Véronique Mattiussi, la comisaria del careo con Kiefer: “Rodin no defiende una idea sino una emoción”, apunta.

Pero entre los múltiples festejos consignado­s en Rodin100.org, que incluyen una moneda de dos euros con la efigie de El pensador y nuevo filme sobre su relación con Camille Claudel (esta vez, Izia Higelin en lugar de Adjani, con Vincent Lindon para enmendar la plana a Depardieu), sobresale la reunión de más de 200 obras –esculturas pero también dibujos, fotos, collages–, con Le baiser (1881-82) de mármol de Carrara en el centro y los burgueses de Calais o el Balzac en el podio, en Rodin la exposición del centenario. Para dar marco a la obra y a su posteridad, en el Grand Palais se verán 150 de grandes como Klimt, Giacometti, Matisse o Picasso, incluido ese Peuple chose zéro, tallado por Baselitz en el 2009, que se sostiene la cabeza como el pensador.

“La fluidez de sus formas, casi líquidas, sigue marcando a artistas –zanja Chevillot–, porque Rodin atrapó la escultura, entonces totalmente codificada, y le insufló vida”. Tanta, que Brancusi, autor de otro Baiser (1905), le dio la espalda deliberada­mente, porque “nada puede crecer a la sombra de los grandes robles”.

“Rodin atrapó la escultura, entonces totalmente codificada, y le insufló vida”, dice la directora del museo

 ?? IAN LANGSDON / EFE ?? El pensador de Rodin junto a Volk Ding Zero, de Georg Baselitz, en el Grand Palais de París
IAN LANGSDON / EFE El pensador de Rodin junto a Volk Ding Zero, de Georg Baselitz, en el Grand Palais de París

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