Premoniciones
LA Real Casa de la Aduana, donde tiene su sede el Ministerio de Hacienda, cuenta con una sala denominada salón Goya, en cuyo techo el artista Juan Comba pintó un lienzo en 1896 que intenta representar la diversidad de las regiones españolas, reconocibles por los atavíos de sus personajes. Comba refleja los tópicos de cada lugar: andaluzas con el clavel en el pelo y la bota de jerez al lado, un fornido vasco con los altos hornos detrás, una cántabra con la bandeja de pescado en las manos... Lo curioso es que los dos catalanes (se les supone por la barretina) están a punto de dar un salto, como si algo les inquietara.
Puede que Comba tuviera un presagio, como esos que llevaron a Salvador Dalí a titular un óleo Premonición de la Guerra Civil, cuando fue pintado seis meses antes del inicio de la contienda. Y allí están los catalanes inmortalizados en el momento de saltar, como metáfora para otros tiempos.
Cristóbal Montoro, que transita a diario bajo tan variopinto mural, abrió ayer las puertas a quitas de la deuda autonómica contraída mediante mecanismos como el FLA, aunque formalmente la propuesta de condonación ha de proceder del comité de expertos escogidos por el Gobierno y las comunidades autónomas a fin de reformular el nuevo método de financiación. Catalunya no está directamente representada porque rechazó estar presente, pero en el comité cuenta con el representante de Baleares, que es el exconsejero del Banco de España Guillem López Casasnovas, quien además de residir en Barcelona es Creu de Sant Jordi de la Generalitat. Montoro marca la línea en una cuestión tan relevante (y delicada) y, si se considerara que ha habido una financiación insuficiente como resulta evidente, facilitaría la quita, dando aire a Andalucía, Murcia, Valencia y, sobre todo a, Catalunya.
En tiempos tensos, la condonación rebajaría tensiones y restaría argumentos a los que (con o sin barretina) aspiran a dar el salto. Aunque sea al vacío.