La potasa del Bages
Los sindicatos piden a la Generalitat y a la empresa una salida
Iberpotash (propiedad de la israelí ICL) negocia contra reloj con la Generalitat para hallar una forma de reinterpretar la sentencia judicial que impide acumular más sal en la mina de Sallent más allá del 30 de junio, a fin de poder mantener la actividad.
Faltan menos de cien días para que las minas de Sallent (de Iberpotash) lleven a cabo una de sus mayores reestructuraciones en sus 85 años de historia. En Sallent se extrae potasa del subsuelo pero también sal, que no se utiliza y se amontona como un residuo. Una sentencia judicial impide seguir acumulando esta sal en las instalaciones de Sallent después del 30 de junio porque contamina las aguas. Por eso Iberpotash (propiedad de la israelí ICL) busca contra reloj con la Generalitat una forma de “reinterpretar” la sentencia judicial que permita mantener la actividad. La mina de Sallent y la de Súria dan empleo directo a unas 1.200 personas. Otras 4.000 personas trabajan en empresas que dan servicio a las dos explotaciones. La potasa es un fertilizante natural.
Todo este proceso se produce en medio de un profundo cambio de gestión en la Una comisión de tres conselleries se reúne periódicamente con la empresa empresa y con las dudas sobre la actitud de la compañía tanto desde los sindicatos como de la propia Administración. Hoy está previsto que el sindicato CGT, junto con la diputada de la CUP, Anna Gabriel, lleven a cabo un acto informativo en la plaza Sant Jaume. El secretario general de CGT Catalunya, Ermengol Gassiot, explicó ayer que “sólo faltan tres meses y queremos que la Generalitat diga algo”.
Fuentes consultadas explican que desde mediados del mes pasado se ha creado una comisión formada por representantes de varias conselleries (Empresa, Territori, Presidència) más la delegación del Govern de la Generalitat que se reúne periódicamente con la multinacional para encontrar una salida al problema. Las minas producen alrededor de 1 millón de toneladas de potasa para la industria química junto con una dos toneladas de sal que en su mayoría se acumula en las mismas instalaciones. La compañía sostiene que sólo con ese volumen de producción la actividad es rentable. El plan diseñado por los antiguos gestores de Iberpotash que han sido cesados en los últimos meses era trasladar la plantilla y la actividad minera de Sallent a Súria, donde nuevas instalaciones permiten tratar la sal y comercializarla. Para ello se está construyendo una rampa de 5 kilómetros de longitud para acceder a la mina, que se sitúa a 900 metros de profundidad, a través de una rampa por la que podrán circular camiones en lugar de por el actual túnel vertical.
Pero las obras llevan un retraso de 18 meses y hasta que no estén finalizadas, Súria no puede acoger la totalidad de la plantilla ni de la actividad que se realizaba en Sallent. Es por eso que las partes buscan una alternativa para mantener la actividad durante los citados 18 meses. Todas las alternativas que pasan por llevar la sal que no puede acumularse en Sallent a otro sitio sólo solucionaría el problema parcialmente.
En paralelo a las negociaciones entre la Generalitat y la empresa, la compañía mantiene reuniones periódicas con los sindicatos. La siguiente está prevista para mañana miércoles. Los sindicatos presentes en la empresa son CGT, UGT, CC.OO. y USOC. David Ruiz, representantes de CC.OO. en Iberpotash en Sallent, explica que “la empresa nos pide que necesita tiempo porque han cambiado la dirección”. Javier Yélamo, responsable de UGT en Iberpotash en Sallent, añade que ya hay miedo en la plantilla por el futuro especialmente el colectivo de 40 o 50 personas con contrato de obra.
Fuentes de la empresa aseguran que hay un acuerdo firmado con la plantilla en el año 2011, por el que Iberpotash se compromete a llevar a cabo la reestructuración de la actividad sin perjudicar a la plantilla. Todo el proyecto inversor de Iberpotash para reordenar su actividad en Catalunya tenía uno presupuestos de unos 500 millones, de los que ya se han invertido 390 millones. Faltan otros 110 millones junto con una partida de 145 adicionales para mejorar las plantas salineras. Precisamente, los compañías salineras rivales de Iberpotash están influyendo en la gestión del proceso que sigue la compañía presentando alegaciones a todos los permisos que solicita la empresa.
La crisis sigue abierta.