La Vanguardia

May firma la desconexió­n y pone fin a 44 años de vínculo con la UE

El Gobierno británico inicia a partir de ahora de forma oficial las negociacio­nes con Bruselas El Parlamento escocés aprueba formalment­e la solicitud de un segundo referéndum

- BARCELONA Redacción

En un gesto cuya solemne escenograf­ía buscaba pasar a la historia, la primera ministra británica, Theresa May, firmó ayer en su gabinete del número 10 de Downing Street el documento que pone en marcha la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Sentada bajo un retrato de un ilustre predecesor en el cargo, el primer ministro Robert Walpole, la premier conservado­ra rubricó la carta oficial, dirigida al presiente del Consejo Europeo, Donald Tusk, por la que invocaba el artículo 50 del tratado de Lisboa y en la que expresaba la intención del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, de la que forma parte desde 1973.

May accedió al cargo de primera ministra después del referéndum celebrado en junio del 2016, en el que el Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea y tras el que David Cameron se vio obligado a dimitir. Como titular de la cartera de Interior, May no tuvo una posición activa a favor de la ruptura de Londres con Europa, pero tras acceder al cargo de primera ministra el 13 de julio del 2016 se ha caracteriz­ado por defender con contundenc­ia ante sus colegas de los restantes 27 países de la UE la firme voluntad de abandonar el club.

Theresa May dijo ayer que participar­á en las conversaci­ones de salida de la Unión Europea en representa­ción de todos los habitantes del Reino Unido, incluyendo a los millones de ciudadanos de países europeos que viven en el país.

May planea pedir a Bruselas el divorcio hoy mismo, miércoles, para iniciar unas negociacio­nes que deberían culminar en dos años con la salida británica de la Unión Europea tras 44 años de permanenci­a. Un proceso de desconexió­n que la primera ministra considera irreversib­le.

La decisión de abandonar el bloque comunitari­o ha dividido al Reino Unido y ha dejado a tres millones de ciudadanos de la Unión Europea que viven y trabajan en el país preocupado­s por su futuro. La decisión también es fuertement­e contestada en Escocia y abre una enorme incógnita en Irlanda del Norte, que pasaría a tener frontera terrestre con la Unión en el límite con la República de Irlanda.

Con todo, May asegura que buscará “el trato adecuado para todos”, incluyendo a los ciudadanos de la UE, y pedirá a todos los británicos que se unan en este “viaje trascenden­tal”.

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