La Vanguardia

La gran estafa

- Pilar Rahola

Es obligado reconocer que don Mariano no nos ha hecho un Mister Marshall, sino que se ha quedado, ha sonreído y por el camino de tanta presencia nos ha prometido algunos milloncejo­s. Si este extraño país llamado Catalunya no tuviera memoria, quizás nos emocionarí­a su promesa estrella, que se resume en 4.000 millones de euros para infraestru­cturas hasta el 2025. Pero como existe la maldita hemeroteca, la promesa se convierte en una sonora estafa. Y como de números se trata, a los números cabe remitirse.

El preámbulo es de traca: Rajoy acaba de prometer las inversione­s en infraestru­cturas que ya prometió el ministro Blanco en el 2008 y de las que sólo se ha ejecutado un 10%. Es decir, ya nos hemos olvidado de Blanco, han perdido los socialista­s, han ganado

twice los peperos, y ahí estamos, con las promesas del 2008 incumplida­s que vuelven a prometerno­s. Es decir, no es que Rajoy ofrezca algo nuevo, es que ofrece lo que hace diez años que nos habían ofrecido. A partir de aquí, la suma de datos se eleva a categoría de vergüenza.

Veamos: según denuncia de la Cambra de Comerç, el Estado presupuest­ó en el 2015 una inversión de 1.040 millones de euros, pero sólo ejecutó el 71%. En Madrid, en cambio, se ejecutó el 115%: un milagro de la matemática. La inversión, en ese mismo año, representó el 8% de la general, a pesar de que somos el 19% del PIB español y el 16% de la población. En infraestru­cturas, el porcentaje empeoró, porqué sólo se ejecutó el 59% y nunca hemos conseguido el nivel de inversione­s de nuestro PIB, ni tan sólo con el AVE. Y si sumamos que Catalunya representa el 25% de la exportació­n, la situación se agrava. Pero hay más, como la desidia permanente de Renfe, que sólo ha ejecutado el 5% de lo previsto, 115 millones. Por su parte, Adif ha llegado al 27%, mientras que en Castilla-La Mancha llegó al 257%...

Y continuamo­s: el acuerdo de urgencia del 2013 entre Santi Vila y Ana Pastor, que preveía una inversión de 306 millones antes del 2016, sólo se ha ejecutado en un 4,2%. Mientras, la red ferroviari­a catalana ha sufrido, en ese periodo, más de 1.500 incidencia­s por mal estado. Cabe añadir que la última obra importante en cercanías es de 1975, que los accesos al puerto y a la Sagrera están paralizado­s, que las promesas de 2.500 millones en inversión en carreteras del 2006 al 2016 sólo se han cumplido en un 10% y que obras como el desdoblami­ento de la N-340 en las Terres de l’Ebre llevan quince años de retraso. Y luego está el corredor mediterrán­eo, sine die, mientras que 1.000 millones de su fondo de reserva se han desviado al corredor central. Es decir, la discrimina­ción es inapelable, sistemátic­a y muy lesiva para los intereses económicos. Que ahora vengan a prometerno­s lo que nos deben desde hace décadas y nunca cumplen es un recochineo. Y luego nos piden moderación, amor y diálogo.

Será porque nos quieren tanto.

Rajoy ofrece inversione­s ya prometidas por el ministro Blanco en el 2008 y sólo ejecutadas en un 10%

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