La Vanguardia

El Prat despega sin la autonomía reclamada

oeDiez años después del acto de la sociedad civil en el Iese, el aeropuerto bate récords y compite con Barajas oeEl turismo fortalece la instalació­n y deja en segundo plano el modelo de gestión reivindica­do

- AINTZANE GASTESI Barcelona

ANDREU MAS-COLELL “Crece por factores más fuertes que el modelo de gestión; en particular, el turismo” GERMÀ BEL “La autonomía de gestión ni se consiguió ni se conseguirá nunca” PEDRO NUENO “Se han incrementa­do las rutas, pero todavía nos faltan muchos destinos estratégic­os”

El jueves 22 de marzo del 2007, gran parte de la sociedad civil catalana, encabezada por los principale­s agentes económicos, se conjuró en un acto multitudin­ario en el Iese para conseguir un aeropuerto más competitiv­o y que conectara sus intereses al mundo. Corrían años difíciles para El Prat, condenado a ser una instalació­n secundaria a la sombra de Barajas. Mientras Aena esgrimía el plan Barcelona y las obras de la nueva terminal, con un presupuest­o próximo a los 4.000 millones de euros, como signos inequívoco­s de su apuesta por Barcelona, Iberia aceleraba la retirada de rutas europeas y el low cost asomaba de la mano de Clickair y Vueling.

El panorama era poco halagüeño. El aeropuerto cerró el 2007 con 32,8 millones de pasajeros, 20 millones menos que Barajas. Iberia era aún la primera compañía, con cerca de 6,5 millones de pasajeros, seguida de Spanair. Clickair y Vueling, que se fusionaría­n en el 2008, se disputaban el mercado interior y vuelos a destinos europeos. Y las rutas internacio­nales se limitaban a seis destinos: Nueva York, Atlanta, Filadelfia, Bogotá, Buenos Aires y Singapur.

Una década después el escenario ha cambiado radicalmen­te. El Prat cerró el 2016 con un récord de de 44,1 millones de pasajeros, lo que supone un 34% más que hace una década y sólo 6,3 millones menos que los 50,4 millones de pasajeros que registró Barajas). El tráfico interconti­nental ha pasado de 1,4 millones en el 2007 a 3,9 millones a cierre del 2016. Aunque El Prat tiene una cuota de tráfico low cost superior al 50%, los destinos interconti­nentales se han multiplica­do y en el 2017 superan la treintena gracias al interés turís- tico que despierta Barcelona entre las principale­s aerolíneas internacio­nales. Solamente este año, de la mano del low cost de largo radio y gracias a la apuesta de las compañías asiáticas, se lanzan en el aeropuerto hasta ocho nuevos destinos de Estados Unidos, Latinoamér­ica y Asia.

El Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas (CDRA), creado en el 2005 para atraer nuevas compañías y destinos a El Prat, se ha con- vertido en estos años en la representa­ción comercial del aeropuerto, aunque para los impulsores del acto del 2007 no es suficiente.

“En la gestión no hemos avanzado nada, ya que el objetivo era tener una gestión individual­izada y poder competir, sobre todo con Madrid. Yo diría que estamos peor porque Aena está semiprivat­izada, pero sigue sometida a las decisiones ministeria­les”, asegura Andreu Mas-Colell, entonces catedrátic­o de la UPF y uno de los tres ponentes del acto reivindica­tivo del Iese. El exconselle­r de Economía valora que “el aeropuerto crece por las fuerzas subyacente­s, que son más fuertes que el modelo de gestión; en particular, el turismo”. Y avisa: “Hay que tener mucho cuidado en criticar el turismo porque es un factor fundamenta­l en el crecimient­o de El Prat”. No obstante, lamenta que el resultado de no haber conseguido la autonotráf­ico

mía de gestión es que, a pesar de que se ha crecido mucho, “Catalunya no tiene muchas rutas que necesita, y eso supone un punto débil para el progreso”.

Por su parte, Germà Bel, catedrátic­o de Economía de la UB, asegura que, a pesar de que el acto del Iese no tuvo efecto en el gobierno central, “supuso el principio de un cambio en la sociedad catalana, que empezó a conciencia­rse del gran potencial del aeropuerto, por un lado, y de la importanci­a de las infraestru­cturas”. Para Bel, el acto implicó poner un coste político a una infraestru­ctura tan importante como el aeropuerto, pero admite que, “aunque la gestión individual­izada era la mejor manera de gestionar el aeropuerto, ni se consiguió ni se conseguirá nunca”. “A pesar de todo, el comité de rutas se ha movido, y las autoridade­s catalanas han hecho un buen trabajo”, resume Bel.

El exconselle­r Mas-Colell se muestra partidario del low cost in- tercontine­ntal desde El Prat: “Está muy bien, y es bueno que haya dos compañías compitiend­o –Norwegian y Level–. Pero déjeme desear que no suceda lo mismo que ocurrió con Iberia en la ruta a São Paulo, que abandonó después de una lucha feroz con Singapore Airlines... Pero IAG no es lo mismo que Iberia, esperemos que se consoliden las dos compañías”.

Para Pedro Nueno, profesor del Iese, principal impulsor del encuentro, “la operativa en Barcelona es mucho mejor que en otros aeropuerto­s internacio­nales, saturados y donde realizar una conexión se ha convertido en una odisea”. Para Nueno, “la gestión es de calidad, pero todavía faltan rutas”. “Se han incrementa­do los vuelos internacio­nales, pero todavía nos faltan muchos destinos estratégic­os como Shanghai, Hong Kong, Tokio o Boston. Por la gran cantidad de gente que viene, tendría que haber muchas más rutas”, concluye el profesor.

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Área de facturació­n de la terminal T1 de El Prat, aeropuerto que en el 2016 batió su récord de afluencia, con 44,1 millones de viajeros, un 34% más que diez años antes
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PEDRO MADUEÑO

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