Prisión para una banda de albaneses que robó en 35 viviendas en Catalunya
No es frecuente que los jueces decreten prisión para los detenidos por entrar a robar por la fuerza en viviendas. Son investigaciones complejas en las que cuesta que los magistrados autoricen a la policía intervenir comunicaciones para reunir suficientes pruebas contra unos sospechosos a los que es difícil atribuir los asaltos. Los profesionales del robo en pisos apenas dejan huellas, identificarlos por cámaras es casi imposible porque van muy tapados y el material robado lo hacen desaparecer en horas. De ahí la importancia de la operación de la que ayer informaron los Mossos d’Esquadra sobre la detención e ingreso en prisión de una banda integrada por tres albaneses que habían fijado su residencia en Salou pero que se recorrían Catalunya robando en pisos, aprovechando las franjas horarias en las que las viviendas estaban vacías. En los últimos tiempos se centraron en Tàrrega, Cervera, Guissona, Ponts y La Seu d’Urgell.
Los Mossos de las unidades territoriales de Ponent y Pirineu Occidental les han atribuido 35 robos con fuerza y les acusan de pertenecer a una organización criminal diseñada para robar en viviendas.
Los tres fueron detenidos in fraganti durante un robo en Castelldefels, lo que permitió a los investigadores acceder a su domicilio de Salou y encontrar todavía bastante material robado en otras viviendas y algunas de las prendas de ropa y calzado que utilizaron y captaron las cámaras de seguridad.
Los robos con fuerza en viviendas se han convertido en uno de los principales problemas de seguridad en Catalunya. Los Mossos llevan un año diseñando operativos de prevención en los que incluso se utiliza el helicóptero para tratar de disuadir a estas bandas itinerantes de gran movilidad. Hace tiempo que el comisario jefe Josep Lluís Trapero abrió el debate sobre la necesidad de equiparar este delito a las graves consecuencias que causa en las víctimas que lo sufren.