La Vanguardia

El lugar de los hechos

- Víctor-M. Amela

TIEMPO. El tiempo es la posibilida­d de que dos cuerpos ocupen un mismo espacio. Desde chaval me cautivó imaginar qué cuerpos habían ocupado un determinad­o lugar, qué sucesos habían acaecido en cierto rincón, en el patio de armas de aquel castillo, en el claustro de ese monasterio, en aquella ergástula medieval, la barbacana de una muralla, un lecho con dosel, cueva recóndita, ermita remota, camino empedrado con roderas de carros ya invisibles, cimientos de una casa íbera, escalera de convento, molino, portal, jardín, en la plaza Forcall o en la playa de Creta donde Zeus poseyó a Europa bajo una higuera. ¿Qué pasó ahí hace cien, quinientos, mil, diez mil años? ¡Verlo todo por un agujerito, presenciar la historia en movimiento! No estoy solo en esto: la fantasía del viaje a un tiempo pretérito es una de las más poderosas desde siempre, una fantasía fundaciona­l que nos ha excitado la imaginació­n hasta llevarnos a fabular de palabra y obra, en la literatura, el cine y los viajes. Miras una dovela de un arco de triunfo y crees ver a un emperador laureado entre pífanos y tambores, su ambición y su lujuria. También la televisión ha incubado esta fabulación primigenia, porque la televisión es nuestra prótesis más lograda, nos ayuda a movernos en el tiempo y en el espacio, que nos encanta. La televisión ha jugado a veces a la ficción enardecida (véase El Ministerio del

Tiempo), y también al anhelo historicis­ta y documental, como es ahora el caso de El lloc

dels fets, que TV3 estrena esta noche. Es una serie documental pensada para dar gusto a

¿Que pasó ahí hace quinientos, mil años? ‘El lloc dels fets’ te cuenta la historia en movimiento

mis fantasías diacrónica­s, una serie para viajar en el tiempo desde el trampolín de un espacio, de un lugar concreto. El monasterio de Sant Pere de Rodes, por ejemplo: esta noche es el lugar que ocupa el relato del primer capítulo de El lloc

dels fets. Ya lo he visto, y da gusto mirar. El escenario es imponente, claro: pocos monasterio­s hay en lugar tan fabuloso como el de Sant Pere de Rodes, en las estribacio­nes del cap de Creus, donde debió de erigirse antes un templo a Venus, entre dólmenes ancestrale­s. Acudían allí peregrinos desde el siglo XI, atraídos por indulgenci­as plenarias procuradas por una bula papal... que quizá fuese una impostura, una falsificac­ión. Esta historia se nos cuenta mediante escenifica­ción con actores, aquí báculo de la imaginació­n, que vivifican ese lugar: aquí el teatro de la televisión materializ­a los hechos que todo visitante soñador desearía que se le representa­se en dicho lugar. El lloc

dels fets viajará cada domingo por lugares magnéticos en los que acaecieron sucesos que merecen ser contados y estaban pidiéndolo. El lloc dels fets es realidad ampliada desde el sofá, la realidad de los sueños hecha televisión..

IFAMILY. Lo que va de una serie a otra: Miro ifamily (La 1, martes noche) y no doy crédito, parece imposible inventar una serie más empanada e indigesta, Antonio Resines al frente. Me pregunto que milagro ha salvado Cuéntame del paso (fugaz: debe de ser por eso...) de Antonio Resines, porque, en cambio, Cuéntame (La 1, jueves noche) está ahora en sus mejores momentos.

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