La Vanguardia

Iglesia y progreso del pueblo

- JOSEP M. CARBONELL, DAVID JOU, EUGENI GAY, MARGARITA MAURI JOSEP MIRÓ I ARDÈVOL, JORDI LOPEZ CAMPS, FRANCESC TORRALBA

El domingo de Pascua de 1967, ahora hace 50 años, fue promulgada la encíclica Populorum progressio de Pablo VI. Aquella encíclica tuvo una gran resonancia mundial, como manifestac­ión de compromiso de la Iglesia con el progreso de los pueblos y de la sociedad. Vale la pena releerla: su lucidez crítica y su energía espiritual invitan todavía hoy. La Iglesia afirmaba su voluntad de compromiso, de incidencia pública, de conciencia activa, de apoyo a muchas inquietude­s e iniciativa­s para resolver problemas sociales y espiritual­es de la sociedad.

Esta efeméride nos hace preguntar por el papel de la Iglesia en Catalunya hoy. Los tiempos han cambiado mucho, algunos problemas persisten en formas diferentes y han aparecido otros, impensable­s entonces, a causa de un cambio social empujado por una aceleració­n histórica única, tan vertiginos­o que invita a seguir siempre la última novedad sin prestar atención a las consecuenc­ias. A pesar de estas nuevas dinámicas, la disposició­n de la Iglesia a participar en la sociedad y la ilusión de hacerlo tiene que continuar viva, como nos lo recuerda la reciente Laudato si’, tan bien sintonizad­a con la actualidad.

Dentro de este contexto, no podemos ignorar algunos retos y carencias de la Iglesia en Catalunya: de una parte, la continuada reducción de sus feligreses y, de otra, un proceso de marginalid­ad y de marginació­n (marginalid­ad, porque a pesar de la abundancia de institucio­nes propias, su punto de vista ha ido quedando ausente del debate de ideas en la sociedad y en las institucio­nes políticas; marginació­n, porque es menospreci­ada y, no pocas veces, su realidad injustamen­te deformada en los medios de comunicaci­ón, desde ideologías contrarias).

Hay muchas personas que se definen como católicas, pero que se mantienen muy o poco alejadas de la Iglesia, sobre la cual tienen dudas, o incluso críticas importante­s. Son los “católicos pero no demasiado”, que constituye­n el 40% de la población de Catalunya, el grupo más numeroso. Están bautizados pero su identidad religiosa es débil. A pesar de su importanci­a, la institució­n eclesial se limita a abrir las puertas de las iglesias y esperar que entren, en lugar de ir, como hacía Jesús, a su encuentro. Es necesario interesar, motivar y recuperar la raíz espiritual, comunitari­a, social y cultural que supone el bautismo. Para alcanzarlo hace falta que todos (seglares, religiosos y sacerdotes) testimonie­mos mejor y con más entusiasmo y eficacia la fe en Jesucristo y el fermento de su palabra: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. También tenemos que ser mes consecuent­es con el último gran mandato de Jesús: “Id, pues, a todos los pueblos y hacedlos discípulos míos, bautizándo­los en el nombre de Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándol­es a guardar todo aquello que os he mandado. Yo estoy con vosotros día tras día hasta el fin del mundo”.

En otro orden de cosas, hay que afirmar que sería un buen servicio a la sociedad, incluso una necesidad, que los cristianos nos comprometi­éramos más en la creación de pensamient­o, en la discusión de las leyes, en la aportación de iniciativa­s sociales, en la incidencia en las institucio­nes políticas y sociales, en la producción artística y literaria, en la reflexión filosófica y periodísti­ca, en la comunicaci­ón pública desde aquello más vital y profundo de la experienci­a cristiana. Si no lo hacemos, dejamos desatendid­a una parte de la sociedad en el debate democrátic­o, económico y político, y en el campo de la cultura (en el campo social, la acción de la Iglesia es muy rica y bastante reconocida), y facilitamo­s que las leyes, de manera explícita o implícita, dejen de lado los valores cristianos.

Tendríamos que reflexiona­r juntos, también los que no participan de la dimensión cristiana, sobre esta frase de Jurgen Habermas: “En las sociedades modernas sólo aquellas que puedan introducir en los recintos de lo profano contenidos esenciales de las tradicione­s religiosas, que salen de lo meramente humano, podrán salvar también la sustancia de lo que es humano”.

Los cristianos se tendrían que compromete­r en la discusión de las leyes, en iniciativa­s sociales, en las institucio­nes y en la comunicaci­ón pública

 ??  ?? Cristianos, pero no demasiado. Esta ceremonia de la serie televisa Cuéntame es una metáfora de un país donde muchas personas que se bautizan después se mantienen alejadas de la Iglesia y no se compromete­n con sus valores
Cristianos, pero no demasiado. Esta ceremonia de la serie televisa Cuéntame es una metáfora de un país donde muchas personas que se bautizan después se mantienen alejadas de la Iglesia y no se compromete­n con sus valores

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain