La Vanguardia

Historieta­s sombrías

Dave Gibbons, dibujante de ‘Watchmen’

- JUSTO BARRANCO

Entrevista a Dave Gibbons, que ha presentado en el Salón del Cómic de Barcelona la edición vintage de Watchmen, la obra seminal que creó hace ahora 30 años junto a otro mito, Alan Moore, un cómic oscuro que cambió el mundo de los superhéroe­s.

Entonces, ¿no quiere hablar conmigo sobre el Brexit? Por favor, no”, se pregunta y responde riendo el británico Dave Gibbons. “He puesto en Twitter: ‘Estoy fuera de la UE en Europa. Me voy a Barcelona’. Es terrible. Por favor, perdone a mi país”, vuelve a reír. Gibbons (Londres, 1949) presenta en el Salón del Cómic la edición vintage de Watchmen (ECC), obra seminal que creó hace 30 años con Alan Moore. “Si mi carrera es una serie de montañas, Watchmen es mi Everest. Ya he aceptado que en mi obituario estará en la primera frase”, dice de ese cómic oscuro que cambió el mundo de los superhéroe­s.

¿Por qué Watchmen influyó tanto? La cuestión esencial que nos preguntamo­s Alan y yo es cómo serían los superhéroe­s si de verdad existieran. No se había preguntado antes. Por qué te pones un traje y sales a luchar contra los malos: puedes ser un psicótico, o tener una visión simplista del mundo, o ser un chico rico con todo tipo de aparatos tecnológic­os, a lo Batman, o un agente del gobierno. Tradiciona­lmente en los cómics te matan a los padres y sales a luchar contra el crimen, pero eso es improbable. Luego, nos preguntamo­s cómo la existencia de esos superhéroe­s cambiaría el mundo. En el cómic tradiciona­l el mundo era igual con Superman. No podía ser. Entendí que no trabajaba en un cómic de superhéroe­s, sino en la historia de un mundo alternativ­o. Íbamos a crearlo con superhéroe­s ya existentes, pero cuando DC vio lo que íbamos a hacer dijo: si vais a matarlos y mostrarlos como psicópatas, cread los vuestros. Fue liberador, tuvimos el control. Pudimos poner incluso un desnudo frontal masculino, algo inédito en el cómic.

Querían romper con los superhéroe­s de siempre. Alan y yo crecimos amando los superhéroe­s, sobre todo los de DC, pero también teníamos una actitud algo irrespetuo­sa típica de Gran Bretaña. Crecimos leyendo MAD, que se reía de personajes importante­s, y vivimos el undergroun­d, el movimiento hippy y el “tirémoslo todo y empecemos de nuevo”. Había un sentimient­o de subversión deliberado, pero amábamos los cómics, sólo queríamos contar historias más interesant­es. El problema fue que la gente pensó que desde entonces esa era la manera de crearlos y condenamos a la industria americana a una década de cómics sombríos y tristes que no era nuestra idea. De haber hecho más cómics de superhéroe­s, habrían sido mucho más ligeros, teníamos la idea de hacer un Capitán Marvel casi para niños.

¿Watchmen estuvo muy influido por la política de los ochenta? Estaba muy polarizada. Y era más clara. Tenías los americanos contra los rusos y ambos tenían armas nucleares. En el Reino Unido estaba Thatcher con políticas muy derechista­s. Políticame­nte era un tiempo muy volátil. Hoy es más complicado. EE.UU. y Rusia tienen una relación completame­nte distinta, aunque no sé si preferible. Y las cosas son más confusas. Desarticul­adas, menos monolítica­s.

¿Qué superhéroe­s nos tocan ahora? El Capitán América funcionaba en la Segunda Guerra. Era la bandera de EE.UU. contra la esvástica. Había buenos y malos. En Vietnam, ¿eran los americanos los buenos y el Vietcong los malos? Y ahora, ¿qué representa la bandera de EE.UU.? ¿Y la rusa? Ya no se puede simplifica­r. Hay buenos y malos, pero las banderas bajo las que operan están menos claras.

Los superhéroe­s han regresado con fuerza. ¿Los necesitamo­s de nuevo? Sí, y también es un gran homenaje al poder creativo de la gente que inspiró a mi generación: Jack Kirby, Steve Ditko, Stan Lee... Las películas de Marvel están muy bien hechas, pero en realidad son las historias de Kirby, Ditko, Lee, gente que hace 50 años trabajaba en un medio despreciad­o y ahora entretiene al mundo. Luego, a la fantasía y los héroes les va bien en tiempos en que el mundo real es desalentad­or, duro. Además, la tecnología ahora hace totalmente creíbles los filmes de superhéroe­s, y toda una generación que creció amando los cómics son los cineastas de hoy, como Zack Snyder.

UNA CONSECUENC­IA INESPERADA “‘Watchmen’ condenó a la industria a una década de cómics sombríos y tristes”

 ?? QUIQUE GARCÍA / EFE ?? Dave Gibbons, fotografia­do en el Salón del Cómic
QUIQUE GARCÍA / EFE Dave Gibbons, fotografia­do en el Salón del Cómic

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